MIREIA ORIOL, ESTER EXPÓSITO Y CARLA CAMPRA
Mireia Oriol (Barcelona, 1996). Nunca se ha arrepentido de la decisión que tomó hace dos años, cuando vivía en París, de poner fin a su etapa de modelo, que inició con 16 abriles, para irse a estudiar interpretación a Londres. Debutó en cine, mano a mano con Belén Rueda, en El pacto, y, en televisión, en la serie Com si fos ahir, de TV3. Rueda ahora Tocados por el fuego, adaptación de la novela de Manuel de Pedrolo, y podemos verla en el Teatro Capitol de Barcelona, cantando y bailando en Be My Baby. Hay que vivir el presente, sin preocuparse por lo que vendrá ni por lo que has hecho, asegura. Me gustaría ser siempre tan feliz como lo soy ahora dedicándome a esto. Busca siempre el lado positivo de todo, no cree en la suerte, baila a su aire cuando está sola en casa, pero no le va salir de marcha. Y, reconoce, mi corazón está en Londres, pero mi alma, en París.
Ester Expósito (Madrid, 2000). Decir que lleva una carrera meteórica es quedarse corto. Desde el pasado septiembre ha estrenado, como protagonista, el thriller Cuando los ángeles duermen, su debut en el cine; el drama Tu hijo, en el que da la réplica a Jose Coronado, y la serie Élite, de la que graba la segunda temporada y que ha disparado su popularidad por encima del millón y medio de seguidores en Instagram, que aumentan sin parar. Lo estoy asimilando aún, pero lo vivo sin agobios y muy agradecida de que se conozca y estime mi trabajo. Hija de Carlos y Cecilia, arquitecto y agente de seguros, prepara la serie Monteperdido, de Salvador García Ruiz y Álvaro Ron, añora el teatro, en el que se forjó desde niña, no vive sin el baile, le gustaría probar la comedia y sueña con bucear, su deporte preferido, con tiburones blancos. Se reconoce controladora pero su lema es: Vive y deja vivir.
Carla Campra (Barcelona, 1999). Acumula ya más películas y series que otros compañeros de más edad, pero se niega a perder los valores y a dejarse llevar por la fama. Veo diariamente a mis amigos de Boadilla del Monte, en Madrid, y a mis compañeros de bachillerato, al que he vuelto porque no pude estudiar en su momento. En el trabajo lo tiene muy claro: quiero instrucciones muy directas del director. Y no olvida una frase de un compañero en un rodaje: Hay actores muy buenos pero que no saben interpretar su papel, que ella interiorizó en positivo como aprendizaje. De no ser actriz, sería psicóloga de patologías graves. Le gusta la novela negra (sobre todo Joël Dicker), subrayar con rotulador rosa, no soporta desparejar los calcetines y, si camina acompañada, siempre tiene que andar por la izquierda. Su lema es calidad en vez de cantidad y no duda sobre su punto fuerte: Se me da bien hacer la vida fácil a la gente.
Veo a diario a mis amigos y a mis compañeros de instituto. No quiero perder los valores que tengo ahora”