EVA LLORACH Y JAIME LORENTE
Eva Llorach (Murcia). Desde que aparece, su sonrisa lo acapara todo. Esta actriz murciana que estudió Turismo y que ama el arte, a la que llaman ‘Miss RAE’ por su enfermiza obsesión con las faltas de ortografía, agradece el escaparate en el que Carlos Vermut la ha situado con Quién te cantará, aunque sabe que toda la emoción que acumula tiene que
aposentarse. Porque Eva no cree en la suerte; ella es más de pico y pala, de sembrar para recoger, y de no olvidar nunca que el miedo es un motor de trabajo impresionante; no hay que perderlo porque sé que esa sensación me hará crecer. Maestra del ‘buenrollismo’ allá donde va, no acaba de superar su extrema timidez en el juego de la seducción, se queda con la gente buena y trabaja duro para vivir de la interpretación. Una aspiración para la que ha encontrado un cómplice incondicional, su padre: Él nunca quiso que fuera actriz, pero lo invité a la première de Quién te cantará y sus lágrimas lo delataron. ¡Fue precioso! En diciembre estrena serie producida por Los Javis en Flooxer y está estudiando algunos guiones que, por fin, empiezan a acumularse. ¿Y cómo sueña Eva? Siempre en grande, imaginando que trabajo con Lars von Trier o con Haneke. ¿Por qué no? Jaime Lorente (Murcia, 1991). Cualquier parecido entre Lorente y los personajes que interpreta es pura coincidencia. El anarquista de La sombra de la ley, los macarras Denver y Nano de La casa de papel y Élite, y el gallito de Todos lo saben no tienen nada que ver con este chico sensible y solitario que sacaba muy malas notas pero no se perdía una clase de teatro. Supongo que mi cara ayuda a que me den esos papeles, pero acabo de terminar el rodaje de ¿A quién te llevarías a una isla desierta? ( Jota Linares) y estoy feliz de ponerme en la piel de un estudiante de Medicina. Maniático hasta la paranoia (Soy un TOC andante), le gusta comer, tocar la guitarra, correr
(soy un perro pachón, pero es mi momento para reflexionar) y la buena literatura (Camus y Murakami).
Pero, por encima de todo, adora a sus seis sobrinos. Mi felicidad no puede estar supeditada a mi carrera profesional. Y mi sueño vital es tan sencillo como formar una familia. De hecho, si por mí fuera, ya habría sido padre hace años. Pero que nadie se fíe porque cuando se le pregunta si este ha sido su año, no lo duda: Mi año está por venir.
Mi felicidad no está supeditada a mi carrera, y mi sueño vital es tan sencillo como formar una familia.
Si por mi fuera, ya habría sido padre hace años.”
El miedo es un motor de trabajo impresionante; no quiero perderlo porque esa sensación me hará crecer”