Fotogramas

Ricardo Darín, por El amor menos pensado.

Tras participar en un puñado de thrillers encarnando a personajes ambiguos, el actor argentino regresa a la comedia con ‘El amor menos pensado’, película que inauguró el pasado Festival de San Sebastián en la que el intérprete nos devuelve su sonrisa más

- Por Beatriz Martínez (San Sebastián).

Se ha enfrentado a miles de retos interpreta­tivos y no se le conoce un tropiezo. Ricardo Darín (Buenos Aires, Argentina, 1957) siempre sale bien parado de cualquier prueba. Tras dos años cargados de personajes turbios ( Capitán Kóblic, La cordillera, Nieve negra o la reciente Todos lo saben), le tocaba una comedia. Una de esas en las que desplegar sus encantos sin recurrir al típico arquetipo de galán argentino que él asegura nunca haber representa­do. En El amor menos pensado es Marcos, que lleva casado con Ana (Mercedes Morán) más de 25 años cuando su hijo se va a vivir al extranjero. Cada uno vivirá a su manera el síndrome del nido vacío, hasta que ambos lleguen a la misma pregunta: ¿Siguen enamorados? Se ha producido un cambio radical en la manera en la que gestionamo­s las relaciones, cuenta el actor. Nuestros bisabuelos hacían el amor vestidos y no se divorciaba­n, aunque se detestaran. En eso intervinie­ron mucho los dogmas y las iglesias. El mundo ha cambiado y las piezas se han descolocad­o. Estamos en un momento bisagra, ya veremos qué pasa en el futuro, pero creo que la gente joven tiene más libertad para elegir con quién o no pasar su vida. Su rol, Marcos, tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos, entre otras cosas, a las redes sociales. El actor reconoce que nunca ligaría por Tinder: Me da mucha tristeza, porque en el fondo tiene que ver con nuestra incapacida­d para conectar en la vida real. A mí me sigue gustando más la seducción cara a cara. En la película, su personaje no escapa al cliché de salir con una chica mucho más joven. Cuando una relación fracasa, la autoestima sufre. Quizás por esa razón se busca en esa juventud perdida. En todo caso, la sociedad es mucho más permisiva con los hombres que con las mujeres en ese sentido porque vivimos aún en una cultura machista.

UNA ETAPA DIFÍCIL

No han sido meses fáciles para el actor desde que la actriz Valeria Bertuccell­i lo denunciara por destrato (que no maltrato) durante el montaje de una obra teatral. Pero su discurso no ha variado ni un ápice en su defensa del movimiento feminista. La mujer está declarando abiertamen­te la injusticia que se ha cometido con ella en muchos aspectos. Ahora estamos en un momento de plena ebullición. Habrá que esperar a que todo se calme, pero la única forma de situarnos dentro de esta necesaria reubicació­n de la mujer en la sociedad es a través del amor. El que no lo haga así, va a contribuir a la crispación. Este proyecto supone un hito en la carrera de Darín: es la primera vez que ejerce las tareas de producción, y lo hace junto a su hijo, Chino. Me impactó el guión. Pocas veces había visto plasmadas con tanta acidez y sinceridad estas cuestiones. Es una comedia romántica a contrapelo: no hay nada edulcorado, se dicen las cosas como son, aunque duela y confunda.

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Mercedes Morán y Ricardo Darín.
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