Alfonso Cuarón, por Roma.
El director de ‘Gravity’ regresa con ‘Roma’ a su México natal para recrear, en lustroso blanco y negro, las convulsiones familiares y sociales de su infancia. Bajo el amparo del sello Netflix, Alfonso Cuarón ganó el León de Oro del Festival de Venecia con su vivaz y emotivo ejercicio de memoria.
Roma supone, en varios sentidos, un retorno a los orígenes para Alfonso Cuarón (Ciudad de México, 1961). Un regreso al cine mexicano 17 años después de Y tu mamá también, pero sobre todo un viaje a la infancia del propio cineasta, hasta el corazón de una familia de clase media-alta de la Colonia Roma de Ciudad de México allá por 1970. En el origen de Roma está mi deseo de explorar mis recuerdos, pero también de estudiar cómo funciona la memoria, desvela el director de Grandes esperanzas (1998). En todos mis proyectos, suelo hacer mucho trabajo de investigación, revisando múltiples fuentes. En este caso, el ámbito central de trabajo fue mi propia memoria, confrontada con la de mis hermanos, y más importante todavía, la de Libo. Cuarón se refiere a la criada que lo cuidó de niño y que, renombrada como Cleo, protagoniza Roma, una película embriagada por los sonidos, los olores y los escenarios de un
México pretérito. Me siento profundamente mexicano, el idioma en el que pienso es el chilango, la lengua propia de Ciudad de México, confiesa Cuarón, pero llevo 30 años sin vivir allí y esa distancia física y mental emergió con fuerza mientras hacía Roma. Mientras revisaba cuidadosamente mis recuerdos, intentando recobrar cada detalle de cada atmósfera, cada lugar, cada situación, descubría una realidad presente completamente transformada. La experiencia parece haber modificado la visión del mundo de este cineasta de 56 años: Creo que hacerse viejo consiste justamente en esto, empezar a ver el presente como el reflejo deformado del pasado.
CUANDO LO PERSONAL ES POLÍTICO
Cuarón no oculta el profundo impacto que ha supuesto la realización de
Roma: No soy la misma persona que era antes de dirigir esta película. Una transformación marcada por la investigación en torno a Libo, la mujer que ha inspirado el personaje de Cleo. Ella fue siempre mi ‘madre india’, por sus raíces indígenas. De niño, aquella relación casi maternofilial me parecía algo natural. En un alarde de lucidez, el director mexicano apunta que pocas veces nos cuestionamos la identidad de aquellos a los que amamos.
Sin embargo, en el proceso de dirigir
Roma, el ganador de dos Oscar, por la dirección y el montaje de Gravity (2013), se vio obligado a reconsiderar su visión de una de las mujeres que lo crio: Dejé de verla solo como una segunda madre para observarla como una mujer. Y esta nueva perspectiva me permitió advertir la complejidad del personaje de Cleo, que vive el día a día de una familia acomodada, pero que al mismo tiempo no renuncia ni a sus orígenes humildes ni a su raza indígena.
Por desgracia, la pobreza que asola a las comunidades indígenas no es un drama exclusivamente mexicano. Según Cuarón, todo esto convierte a Cleo en una figura excluida por partida triple: por su feminidad, por su clase social y por su raza.
UN BLANCO Y NEGRO SIN NOSTALGIA
Uno de los rasgos más llamativos de la odisea memorística de Roma es el uso del blanco y negro. ¿Por qué decidió Cuarón emplear una gama cromática inédita en su cine? Cuando decidí dirigir Roma, hubo tres elementos que se me antojaron incuestionables. El primero fue el protagonismo de Cleo. El segundo, la necesidad de encarar el ejercicio de memoria de una mane-
“EN EL ORIGEN DE ‘ROMA’ ESTÁ MI DESEO DE EXPLORAR MIS RECUERDOS. HACERSE VIEJO CONSISTE EN EMPEZAR A VER EL PRESENTE COMO EL REFLEJO DEFORMADO DEL PASADO”
ra directa. No quería ‘ficcionalizar’, como había hecho en Y tu mamá también. Y, en tercer lugar, surgió el blanco y negro, aunque no quería que la fotografía tuviese un halo nostálgico. No me interesaba que la película pareciese rodada en los años 70, así que decidí filmar en formato digital de 65 mm, donde no se percibe prácticamente ningún grano en la imagen. El director de Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004) apunta que, con Roma, no quería evocar el suntuoso y contrastado blanco y negro de los films noir. Decidimos apostar por el naturalismo, con una iluminación suave, aparentemente simple, pero aun así estilizada, concreta Cuarón: El objetivo final era plantear un contraste entre el blanco y negro, que suele asociarse al pasado, y un realismo de tintes contemporáneos.
UN RETO MAYÚSCULO
Tanto a nivel técnico como creativo, Roma ha supuesto el mayor desafío de mi carrera, afirma sin titubeos Cuarón, una declaración que puede sorprender viniendo de un director que ha filmado odiseas espaciales, aventuras distópicas y fantasías juveniles de gran presupuesto. El cineasta se explica:
En Hijos de los hombres (2006) o
Gravity, pese a las complejidades técnicas, siempre conté con redes de seguridad narrativas, sobre todo gracias al factor de entretenimiento de los códigos de la ciencia ficción. En
Roma, no tuve nada de eso: fue como un salto al vacío. Uno de los métodos de trabajo favoritos de Cuarón consiste en autoimponerse limitaciones estilísticas, algo que ha llevado al extremo en su nuevo film: En Roma no hay movimiento de cámara de acercamiento o alejamiento, que son movimientos que me encantan pero que sugieren un tipo de subjetividad que quería evitar.
Para Cuarón las decisiones de puesta en escena contienen implicaciones éticas: El uso sistemático del plano general me permitió reforzar una cier- ta objetividad, una distancia desde la cual observar a los personajes sin imponer juicios morales.
La voracidad de Cuarón como narrador e inventor de imágenes no parece tener límites: Hubo momentos del rodaje en que prácticamente tuvimos que inventar nuevas técnicas, como en la escena en que la cámara acompaña a unos personajes desde una playa hasta el mar. Quería que el espectador estuviese totalmente sumergido en la acción y para eso necesitaba que la cámara no temblase. Fue un reto mayúsculo. Aunque, para el cineasta, la mayor dificultad de la realización de Roma fue de orden conceptual: La película funciona como un conjunto de escenas en las que se percibe la sombra de un relato, pero en las que es necesario que cada espectador ponga mucho de su parte a nivel emocional.
ESTRENO: 5 DICIEMBRE, DISPONIBLE EN NETFLIX A PARTIR DEL 14 DICIEMBRE
Roma (EE. UU., México, 2018, 135 min.). DRAMA.