León Siminiani, por Apuntes para una película de atracos.
Tras ‘Mapa’, León Siminiani sigue explorando los límites del documental con ‘Apuntes para una película de atracos’, una mezcla de elementos tan dispares como experiencia íntima, cinefilia y un ladrón de Vallecas.
Elías es un director de cine. Flako, un ladrón de bancos. Aparentemente no tienen nada en común, pero, sin embargo, encontrarán puntos de contacto. Esta es la historia de su peculiar amistad.
León Siminiani (Santander, 1971) quería hacer una película de atracos. En realidad, quería homenajear un género que siempre le había fascinado. En la mayor parte de esas películas, por ejemplo, en Rififi (J. Dassin, 1955), el proceso de elaboración, preparación y ejecución se convierte en una pieza fundamental de la narración. Y eso es algo que siempre había formado parte de su forma de contar las historias. Pero lo que en principio iba a ser un ejercicio de memoria cinéfila, cambió a medida que fue evolucionando su relación con el Flako. El director se puso en contacto con el líder de la Banda del Rayo, responsable de un puñado de atracos en Madrid realizados a través de la técnica del butrón, cuando todavía estaba en la cárcel, y poco a poco fue tomando protagonismo hasta conver- tirse en el verdadero eje del relato.
Yo quería hacer un homenaje a las películas de Apuntes de Pasolini. Quería explorar mi fascinación por el universo noir, pero según fui conociendo al Flako, me di cuenta de que mi imaginario no tenía nada que ver con la realidad. Así que la narración fue mutando hasta acercar posiciones entre su mundo y el mío, cuenta el director.
Dos partes, dos retos. La película se divide en dos partes. En la primera, el narrador es el propio Siminiani. Nos introducimos en su vida privada, asistimos al nacimiento de su hija y nos convertimos en partícipes de sus dudas en torno al rumbo de esta historia. En la segunda, hay un cambio de perspectiva y es Flako quien toma las riendas del relato.
Me di cuenta de que, a pesar de lo diferentes que éramos, había un vínculo que nos unía, la paternidad. Así que planteé la película como un espejo. Como al principio no podía filmarlo ni a él ni a los suyos (en la segunda parte aparece con una máscara) utilicé a mi propia familia para establecer un diálogo entre ambas partes. El director se enfrentó a dos grandes retos: posicionarse entre dos polos opuestos, es decir, dejar a un lado la actitud moralizante, y tampoco caer rendido a la fascinación apologética y ensamblar todas las capas con las que quería construir el relato: la cinefilia noir, la creación literaria, la reinserción, la paternidad, la vida privada… y que adquiriera un todo orgánico. Mis películas funcionan por lógica asociativa, y eso a veces no es fácil de trasladar a una historia que tiene una lógica más casual, pero aun así, ahí está la voluntad de hacer una crónica, de armar un relato. Siminiani estaba tan comprometido con la historia, que incluso se atrevió a meterse en las alcantarillas para seguir el recorrido del Flako. Es uno de los momentos nucleares. Lo fui retrasando porque soy claustrofóbico, pero el Flako me dijo que hasta que no bajara no lo entendería. Y así fue, el subsuelo es otro mundo.
ESTRENO: 5 DICIEMBRE
Apuntes para una película de atracos (España, 2018, 90 min.). DOCUMENTAL.