La cripta embrujada
Es la película de culto por excelencia y definición del cine español. Increíblemente, Arrebato (1979) todavía no tenía una versión digital en condiciones, lo que ha venido a remediar 39 Escalones al regalarnos una estupenda edición de la obra maestra de Iván Zulueta, acompañada por dos cortos del director, fundamentales para comprender su singular personalidad, así como por documentales varios y un folleto con textos de Augusto M. Torres, quien contribuyera en su momento a la creación del film, de la escritora Iria Barro Vale y de quien esto firma. Porque escribir sobre Arrebato era una proposición que, al menos yo, no podía rechazar.
Película de vampirismo fílmico, psíquico y emocional; retrato adictivo –la habré visto una docena de veces, si no más– de la adicción como forma de vida –y de muerte en vida–, pero retrato también de un incipiente Madrid de La Movida, recorrido por una modernidad indómita, homoerótica y cosmopolita que duraría un suspiro, Arrebato sigue erigiéndose como un faro solitario, ejemplo de una visión cinematográfica entre lo experimental y lo narrativo, entre el género fantástico y la degeneración inclasificable, que nadie ha conseguido igualar y que, tras los primeros pasos de Almodóvar y Villaronga, se desvanecería en el aire polucionado de un cine español incapaz ya de imaginar nada igual. Protagonizado por ángeles infernales en estado de gracia como Will More, Eusebio Poncela y Cecilia Roth, influido por el caballo loco del underground neoyorquino y el Swinging London, que tan bien conocieran Zulueta y su actor fetiche, esta edición ofrece un máster restaurado a partir del negativo original, y resulta indispensable para comenzar el nuevo año del siglo XXI revisitando la única película española que fue y seguirá siendo moderna como un vampiro: por toda la eternidad.