Ciro Guerra y Cristina Gallego, por Pájaros de verano.
‘Pájaros de verano’. Entre el realismo mágico y la herencia del Nuevo Hollywood, Cristina Gallego y Ciro Guerra (‘El abrazo de la serpiente’) exploran los orígenes del negocio del narcotráfico.
En la década de 1970, en La Guajira (Colombia), una familia indígena Wayúu se embarca en el negocio de la producción de marihuana, poniendo en peligro sus tradiciones.
Prosperidad y muerte. En las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX, la juventud norteamericana abrazó la cultura hippie y con ella la marihuana, lo que de rebote provocó que algunos agricultores colombianos se convirtieran en ‘empresarios de la droga’ a un ritmo veloz. Este hecho histórico es el que aborda Pájaros de verano, en la que el cineasta colombiano Ciro Guerra incorpora como codirectora a la productora de sus anteriores films, Cristina Gallego. Cuando hicimos Los viajes del viento (2009), conocimos la historia de la Bonanza Marimbera, que entre 1975 y 1985 llenó de dinero y droga el norte de Colombia, explica Gallego. Fue una época brutal, en la que se producían enfrentamientos familiares en los que morían hasta 300 personas. Nos dimos cuenta de que todo aquello podía servir de base para una gran película de gánsteres, continúa Gallego.
Esta historia ha sido contada por extranjeros y nosotros sentíamos que debía ser explicada desde Colombia.
El padrino en clave femenina.
Uno de los elementos más llamativos de Pájaros de verano
es el peso que tienen las mujeres en esta historia de narcos.
Fue increíble descubrir que la sociedad Wayúu funcionaba como un matriarcado, afirma Gallego, pensé que era posible hacer una versión de El padrino pero con una madrina
como protagonista. El problema para los cineastas fue que la mayoría de la literatura y testimonios orales que han quedado de los orígenes del narcotráfico hacen referencia a figuras masculinas. Sabíamos que las mujeres lideraban la política y la economía del pueblo Wayúu, pero aquello era un tabú que fue necesario derribar, asegura Gallego. Por su parte, Ciro Guerra pone el énfasis en el peligro de idealizar la cultura Wayúu: No queríamos ofrecer una mirada simplista del pueblo indígena, así que decidimos que el personaje de la matriarca, Úrsula (Carmiña Martínez), debía ser complejo, contradictorio, cargado de luz y oscuridad. Ella desea mantener vivas las tradiciones de su pueblo, pero ve cómo todo se derrumba con la llegada del narcotráfico, que para mí es la forma más pura de capitalismo.
La herencia de Gabo. Un referente inesperado para la creación de Pájaros de verano fue Gabriel García Márquez. Vimos que el universo garciamarquiano, sobre todo el de Cien años de soledad, capturaba muy bien la idea de la devastación y debacle familiar, así como la relevancia del mundo de los sueños y de los muertos, desvela Guerra. Cuando nos adentramos en el mundo de García Márquez, descubrimos que él se había criado con indígenas Wayúu. Toda esta mitología aborigen está en su literatura.
ESTRENO: 22 FEBRERO Pájaros de verano (Colombia, Dinamarca, México, 2018, 125 min.). DRAMA.