CAMBIO DE REINAS. darama historico Estreno y crítica en núm. 2.103. EL CANDIDATO.
Tras colgar las garras de Lobezno y triunfar con ‘El gran showman’, Hugh Jackman lidera ‘El candidato’, film de Jason Reitman en el que encarna al político Gary Hart, protagonista de un escándalo que marcó para siempre la política de EE. UU.
En Hollywood lo saben: Hugh Jackman (Sídney, 1968) es encantador. Los periódicos necesitarían contratar a un par de equipos de investigación para poder encontrarle enemigos en la industria. Quizá por eso el actor australiano haya evitado hasta ahora interpretar a un personaje real que sigue vivo, algo que rompe con su último film, El candidato, en el que encarna al político estadounidense Gary Hart. Es una gran responsabilidad, dice Jackman. En especial cuando estás representando el legado de una persona, su biografía y probablemente las peores tres semanas de su vida. Hart fue en los años 80 una de las personas que mejor encajaban en eso que allí llaman presidenciable: tenía las ideas, el carisma y el porte para ser presidente de Estados Unidos. Le faltó que la prensa, en una decisión que cambiaría el periodismo político para siempre, evitara publicar una de sus infidelidades. Ocurrió en 1987, cuando se postulaba como candidato demócrata a las elecciones. Y esa es la historia que cuenta el film que une a Jackman con el cineasta y guionista Jason Reitman.
Al igual que Hart, el actor sabe que su perfil público permite que la prensa se tome licencias al preguntarle sobre su vida privada. Puede ser incómodo, pero muchas veces lo describo de la siguiente manera: si te diera las llaves de un Lamborghini pero te dijera que, aunque condujeras este cochazo, no te ibas a librar de los atascos, cogerías las llaves igualmente, ¿verdad? Pues así es como veo yo los peajes que conlleva ser actor. Pero en la política, sigue Jackman, no tienes la opción de decidir, particu- larmente después de los hechos que se narran en este film. Ahora no hay vida privada, todo es público porque lo que impera, por encima de todo, es saber a quién votamos. De hecho, hoy juzgamos a los candidatos tanto por sus ideales como por su vida privada. Y eso empezó aquí.
LA VOZ DE GARY HART
Yo soy muy diferente a Hart, cuenta Jackman. Soy una persona muy abierta. A veces demasiado, si hago caso a mi familia y a mi publicista, dice el actor mientras señala a una mujer, sentada a unos pocos metros, que se pasa toda la entrevista riendo sus bromas. Las buenas y las menos buenas. Algo, ese magnetismo marca de la casa, que Jackman tuvo que dejar de lado para interpretar al elusivo, enigmático y carismático Hart. Me pasé horas estudiándolo, viendo vídeos, escuchando sus mítines… Incluso intenté replicar su voz, añade Jackman. Antes de rodar una escena le pedía al chico de sonido que reprodujera algunos de los discursos de Hart para quedarme más con su ritmo y su tono. Es todo un personaje, y complejo, como todos los de los films de Jason Reitman. Ser su voz, como actor, era un reto que no podía dejar pasar.