La cripta embrujada
COSAS EXTRAÑAS
Ahora que la nostalgia de los 80 campa a sus anchas por todas las pantallas, grandes y pequeñas, es el momento de recuperar no precisamente esos emotivos clásicos que inundan de lágrimas los ojos de generaciones que apenas llevaban pantalón corto cuando se estrenaron, sino tantas y tantas joyas que pasaron desapercibidas o, más a menudo, vituperadas por la crítica del momento e ignoradas por los espectadores. Son esas ‘cosas extrañas’ las que nos devuelven el genuino sentido de la maravilla de la última década inventiva del cine de Hollywood, a cuyo encanto tan difícil resulta escapar en esta nueva era del agotamiento y la reprografía cinéfaga.
A la sombra de la moda del slasher –las pelis de hacha y cuchillo–, cuyo apogeo marcaran personajes como Michael Myers o Jason Voorhees, un viejo zorro de la televisión y la Serie B de antaño, William
Asher se las apañó para pergeñar en 1981 (pese a lo que diga la ficha que acompaña su nueva edición en Blu-ray, distribuida por MPO) Amenaza en la noche (Night Warning), nasty movie que bajo el disfraz del género ofrecía, en realidad, un turbio melodrama de suspense psicológico, trufado de incesto, locura y sorprendentes pinceladas de crítica social. Más cerca de Hitchcock o Aldrich que de Sean S. Cunningham, con una felizmente sobreactuada Susan Tyrrell, genuina Bette Davis del Cinéma Bis, y el siempre agradecido Bo Svenson como policía homófobo y reaccionario –sangrante parodia de Harry el Sucio–, toda una pieza de culto, auténtico gay camp de los 80, sin niños y, desde luego, no para todos los públicos.