Fotogramas

Álex García,

- por Si yo fuera rico.

En pleno rodaje de ‘Antidistur­bios’ de Sorogoyen, y a punto de estrenar ‘Hasta que la boda nos separe’, de Dani de la Orden, el actor canario de 37 años conmueve con el (poco) sentido y la (mucha) sensibilid­ad de Santi, protagonis­ta de la comedia romántica ‘Si yo fuera rico’.

Aquel joven que siempre se sintió diferente, ese ‘bicho raro’ al que le gustaba contar historias en la televisión canaria con solo 13 años, patinar, hacer perfumes y observar los peces bajo el mar durante horas afianza uno de sus sueños, el de ser actor, a una admirable velocidad de crucero. Este mes estrena comedia con Álvaro Fernández-Armero, un trabajo que no estaba previsto para él y que ha marcado un antes y un después, una regresión placentera a la juventud en un rodaje de 10.

¿Alguna pista de por qué su personaje, zángano, mentiroso y tirando a poco aseado, nos conmueve?

Busqué que Santi tuviera corazón, que aunque sea un desastre, no tuviera maldad. Yo tengo mucho de él, soy experto en meterme en problemas sin pretenderl­o. En principio me ofrecieron ‘El Mantecas’, papel que interpreta Diego Martín, y lo habría hecho encantado, por supuesto. Pero leí el guion y dije: Yo quiero hacer a Santi, tengo mucho que aportarle. En ese momento no me tomaron en serio, pero al mes me estaban llamando para ofrecérmel­o. Se cumple una vez más mi máxima: ten cuidado con lo que sueñas.

Precisamen­te en su Instagram se lee ‘Soñando fuerte’. ¿Cómo de fuertes son sus sueños?

Yo vivo soñando, siempre he tenido la cabeza en las nubes. He trabajado duro, y me siento afortunado. Lo que más me apetece es parar y que mi cabeza vuelva a volar sin responsabi­lidades.

Un papel protagonis­ta requiere mucho compromiso. ¿Ha sido duro?

¡Todo lo contrario! Ha sido un salto importante, sobre todo en el terreno humano. He estado rodeado de actores que no querían quedar bien, sino que se preocupaba­n porque el engranaje funcionara, personas generosas. No es algo habitual. Los miedos, las insegurida­des hacen que en la mayoría de los casos cada actor vaya a salvar su parcela. En esta película reinaba el sentido común. Álvaro ha sido un buen capitán de barco que no se dejaba seducir, tenía clara su película.

¿Qué órdenes daba el capitán?

La más importante, ensayar mucho y estar todos presentes. Como ahora hay mucha sobrecontr­atación, los actores consideran una pérdida de tiempo ensayar antes del día de rodaje. Y no lo es.

Aparenteme­nte, entre Alexandra y usted hay mucha complicida­d. ¿O es el oficio?

A Alexandra la pondría por contrato en todos mis proyectos. Es tan natural como precisa. La adoro.

¿Y a Adrián Lastra, con el que tripite este año?

El mes que pasamos rodando en Gijón vivíamos juntos Franky Martín (Perfectos desconocid­os),

Adri y yo, y fue una fiesta. Íbamos a hacer surf, a ensayar el acento con nuestros ‘bable coachs’…

Como mi personaje estaba ‘fofisano’ no me exigían dieta. Nos inflamos a cachopos y sidra, fue como volver a la época de la universida­d. Nos hacíamos llamar ‘Los Potros’. El grupo de WhatsApp, de hecho, se llama así.

Buen ambiente, precisión, compañeris­mo… Es poco creíble un rodaje sin imprevisto­s ni anécdotas.

Las hubo, y muchas. La más divertida fue en la escena que comparto con Antonio Resines, que está a punto de descubrir que soy rico en la clandestin­idad. Yo veo a ese hombre (a ese ‘anormal’, como me dice él a mí de broma) y no puedo parar de reírme. Resines no vino a los ensayos y eso me pasó factura. Me lo encontré prácticame­nte en la toma y fui incapaz de acabarla. Mi última réplica, ya de madrugada, fue frente a un trípode porque si le miraba me partía.

Se confiesa de risa fácil. ¿Alguna lágrima que declarar?

De un tiempo a esta parte se me abren las puertas de la emoción con facilidad, será por este sentimient­o de mundo efímero en que vivimos. Nos hemos cargado el planeta. Hay una parte de mí, esa a la que le gustaba hacer pefumes y aborrecía el fútbol, que sale sin pedirme permiso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain