LA VIDA (NO) ES BELLA
‘Sobre lo infinito’. Fiel al estilo de sus últimas películas, el realizador Roy Andersson insiste en los austeros sketches de planos fijos y protagonistas estáticos, casi ausencia de diálogos y soterrado sentido del humor sobre los misterios de la vida.
DE QUÉ VA: El veterano director de Gotemburgo critica la sociedad de su tiempo con una película formada por fragmentos que comienzan con la voz en off de una narradora.
Sueños del primer mundo. Una mujer mirando por la ventana de un despacho, una pareja abrazada que sobrevuela una devastada ciudad de Colonia, tres chicas bailando delante de un café, una columna de prisioneros dirigiéndose hacia un campo de concentración o un sacerdote borracho que ha perdido la fe son algunos de los protagonistas de la última película de Andersson. Una recreación de Las mil y una noches con Sherezade como testigo de los sueños y pesadillas de los hombres y mujeres del primer mundo. El lado oscuro de la humanidad. Quiero enfatizar la belleza de estar vivo y ser humano, pero para demostrarlo necesitamos un contraste, también debemos revelar el peor lado. Esta película trata sobre la tragedia y también sobre la belleza de la existencia, apunta el realizador sobre un film dividido en breves episodios, rodado íntegramente en su estudio de Estocolmo –financiado, como él reconoce, gracias a sus anuncios para el sorteo de Navidad sueco– y posproducido con sofisticados medios de tratamiento digital. Definida por él mismo como un complemento de su tríptico de la vida – Canciones del segundo piso (2000), La comedia de la vida (2007) y Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (2014)–, el film Sobre el infinito es el último en llegar a la breve carrera de un realizador empeñado en romper algunas reglas del cine. Las películas narrativas me parecen muy aburridas, aclara este alumno de Ingmar Bergman, quien pronosticó que Andersson tendría una carrera muy corta.
Está claro que se equivocó.