WILLEM DAFOE PALABRAS QUE DUELEN
Echando mano de su experiencia en el teatro, el intérprete encarna en ‘El faro’ a un viejo lobo de mar, primitivo y salvaje.
En el cine actual no se tienen muchas oportunidades de interpretar un texto como el de El faro, tan elevado poéticamente y tan estilizado en su forma. Así de exultante se muestra Willem Dafoe con su última aventura ante las cámaras. Junto a Robert
(Pattinson), nuestro objetivo era que los diálogos, que podían parecer muy teatrales, sonasen reales en el escenario histórico. Ambos se exhiben intercambiando agresivos monólogos
que parecen no tener fin. Cuando recitaba esos monólogos, no pensaba tanto en las emociones como en el esfuerzo físico que suponía pronunciar el texto de manera efectiva, revela
Dafoe. De hecho, me llegaba a doler el diafragma por la intensidad del recitado, y me ardían los ojos porque me propuse declamar los monólogos sin parpadear ni una vez. En el film de Robert Eggers, Dafoe encarna a un viejo lobo de mar que, con sus aires huraños y socarrones, cuida la luz de un faro como si se tratase de su amante. En la película retratamos una forma de masculinidad primitiva que todavía pervive pese a los cambios que se están produciendo en la sociedad. Es algo que los hombres arrastramos por culpa de nuestras experiencias, nuestros antepasados, nuestra historia. A medida que me hago mayor siento que me parezco cada vez más a mi padre. No es algo necesariamente indeseado, pero debo admitir que ha sido una sorpresa,