¿SUEÑAN LOS CINEASTAS CON FESTIVALES ON-LINE?
La inminente edición del Festival de San Sebastián tendrá este año un formato mixto presencial y on-line. Su director reflexiona sobre un debate que es anterior a la pandemia, pero que ahora cobra más fuerza que nunca. ¿Excluyentes o complementarios?
En los últimos meses se ha intensificado el debate sobre si un festival on-line puede considerarse un festival de cine o no. Los defensores de lo on-line frente a lo presencial aportaban como argumentos que un festival on-line es mucho más barato que uno presencial y que es mucho más democrático, porque permite que accedan a él muchas más personas de una manera mucho más fácil.
Los contrarios a los festivales on-line argumentaban que un festival es presencial o no lo es. Que las películas hay que verlas en las salas de cine y que, además del visionado de las películas, es igual de importante la experiencia comunitaria de aquellos que asisten a las muestras cinematográficas.
También se ha hablado mucho de que ha sido la pandemia la que ha puesto sobre la mesa este debate y de que nada podrá ser igual a partir de ahora. Sin embargo, creo que el debate de lo presencial frente a lo on-line viene ya de lejos. El desarrollo de nuevas aplicaciones tecnológicas que permiten acceder a materiales audiovisuales desde diferentes dispositivos ya hace años que ha hecho que lo virtual sea parte importante de la industria audiovisual. Y creo, sinceramente, que tanto los que prefieren los festivales on-line como los que prefieren los presenciales tienen sus razones. Razones que puedo compartir, pero que no son excluyentes y que, además, se complementan.
DISTINTOS, NO ENEMIGOS
Claro que un festival on-line es un festival y, por supuesto, puede ser un magnífico festival. Pero siempre será un festival distinto al presencial, que tiene otras características que lo definen. Para mí, sus dos características fundamentales son: por una parte, que las películas se exhiben en salas de cine; por otra, que fomentan y desarrollan una comunidad de personas que se juntan para ver películas, intercambiar experiencias o hacer negocio. Y, en muchos casos, para las tres cosas.
El festival on-line es un complemento perfecto para los festivales presenciales. Puede servir para ofrecer primicias de películas que tienen un difícil acomodo en el circuito comercial o en el de los grandes festivales del año. Pueden ser grandes prescriptores para volver a poner en valor películas que ya han sido estrenadas en otros festivales presenciales, pero que, gracias a los festivales on-line, van a tener una segunda oportunidad y van a poder ser vistas por muchísimas más personas. Un ejemplo perfecto de esto sería la revalorización, recientemente, por parte del festival on-line D’A Film Festival Barcelona, de dos excelentes películas como son My Mexican Bretzel, de Nuria Giménez, estrenada antes en el Festival de Cine de Rotterdam, o Las buenas intenciones, de Ana García Blaya, estrenada con anterioridad en la sección New Directors del Festival de Cine de San Sebastián.
Las nuevas tecnologías nos ofrecen nuevas oportunidades. No las utilicemos como armas arrojadizas para sustituir aspectos del mundo de los festivales que son positivos y que funcionan correctamente, pero tampoco en nombre de la pureza de los festivales presenciales rechacemos los cambios y las trasformaciones que tan necesarios van a ser en estos tiempos tan complicados. Lo on-line y lo presencial tienen que colaborar y complementarse. *José Luis Rebordinos es director del Festival de Cine de San Sebastián desde 2011, miembro de la European Film Academy (EFA) y Miembro de Honor de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina. En 2015 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
“NO UTILICEMOS LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS COMO ARMAS ARROJADIZAS, PERO TAMPOCO RECHACEMOS LOS CAMBIOS EN NOMBRE DE LA PUREZA”.