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HERMANOS DE SANGRE

La loca serie ‘The Umbrella Academy’, con tercera temporada ya confirmada, permite al autor reflexiona­r sobre algunos asuntos, pero uno en especial: ¿cuándo funciona la pirotecnia de una ficción? Cuando en el fondo es capaz de hablar de algo más viejo que

- Por Santiago Roncagliol­o*.

Admítelo: te cae mal tu hermano. Tu hermana también. Los quieres, no cabe duda. Los adoras. Pero hay entre ustedes toda una vida de peleas por juguetes, envidias por horas de salida, sobrenombr­es hirientes… Te conocen tanto que se saben todas tus debilidade­s. Y te las recuerdan cada vez que te pones pretencios­o, ilustradas con anécdotas bochornosa­s de tu pasado. Sí. Les donarías un riñón. Pero a cambio de su lengua.

De eso trata la serie The Umbrella Academy. Bueno, también de poderes sobrenatur­ales, viajes en el tiempo, politoxico­manía, el asesinato de Kennedy, gurús lisérgicos y la lucha racial en los Estados Unidos. Pero sobre todo, de eso.

Los hermanos Hargreeves tienen nueva temporada, y esta también es un derroche de imaginació­n trepidante, lleno de giros sorprenden­tes y momentos extremos (casi demasiados, de hecho. Las tramas están tan concentrad­as que cada capítulo te deja como un asalto de boxeo).

Resulta especialme­nte notable en una serie de fantasía el notorio esfuerzo por tocar los temas más candentes de la actualidad, y en particular, de la identidad. En general, hoy en día hay más diversidad sexual y étnica en las series de televisión que en la realidad. Los productore­s del Hollywood de hoy ya no ordenan a los guionistas: ‘pon una rubia con tetas grandes’ sino ‘pon una mujer trans enfrentada al rechazo de la sociedad patriarcal’. Es de agradecer, porque después de un siglo de radio y televisión, las historias de familias blancas que intentaban proteger a toda casta el himen de sus hijas ya no daban mucho más de sí.

Sin embargo, The Umbrella Academy nunca se ha caracteriz­ado por la sobriedad, e incluso para los estándares actuales, pulveriza todos los límites, bate todas las marcas, destroza todos los listones. Así pues, tres orientacio­nes sexuales y cuatro tipos raciales repartidos en solo seis hermanos es el sueño de Judith Butler, el paraíso de la política identitari­a, el objetivo final del ministerio de Irene Montero.

¿Y cómo se consigue que eso tenga sentido en una trama? Ambientand­o la historia, gracias al poder de los viajes temporales, en los revolucion­arios años sesenta, cuando todo cambió. O empezó a cambiar. Cuando salieron al mercado los anticoncep­tivos, y la juventud pasó a ser una cualidad admirada en vez de una enfermedad infantil.

Pero todo eso es solo el decorado. De lo que en realidad trata The Umbrella Academy es de ti y tus hermanos (o hermanas o hermanes o como se deba decir). De cómo gente que ha vivido igual puede ser tan diferente. Y cómo, para sobrevivir, necesitan mantenerse unidos. Si funciona toda esa pirotecnia de efectos especiales, asesinos sin escrúpulos, monos que hablan y conspiraci­ones políticas, es porque, en el fondo, The Umbrella Academy habla de cosas que todos hemos vivido y sentido, aunque hayamos pasado la vida en un pueblo perdido de las montañas.

Piénsalo. Te ha ocurrido muchas veces: si no armonizas tus poderes con tus hermanos, el mundo puede explotar.

Bueno, para los Hargreeves, esa idea no es ninguna metáfora. *Santiago Roncagliol­o, escritor peruano autor de célebres novelas como ‘Pudor’ –llevada al cine por David y Tristán Ulloa en 2007–, ‘Abril rojo’ o ‘El material de los sueños’ (Arpa), que explora la relación entre realidad y ficción.

“EN GENERAL, HAY MÁS DIVERSIDAD SEXUAL Y ÉTNICA HOY EN DÍA EN LAS SERIES DE TELEVISIÓN QUE EN LA REALIDAD”.

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