LA INGENUA EXPLOSIVA Olivia de
Durante años, en Hollywood, solo la vieron como la actriz ideal para interpretar a jóvenes cándidas, pero sabía que valía para mucho más. Su papel de Melania en ‘Lo que el viento se llevó’ le dio la fuerza para plantar cara a los prejuicios y acceder a lo
Los personajes que había interpretado hasta entonces no eran gente real, sino estereotipos sin recorrido; pero Melania, de Lo que el viento se llevó, sí era una persona de carne y hueso, una mujer solidaria, buena, firme y, por encima de todo, con una gran capacidad de ser feliz. Esa era la mujer que yo quería ser. El gran problema con el que se topó Olivia de Havilland al concluir la película que le dio popularidad hasta el día de su muerte, a los 104 años, el pasado 26 de julio, es que en la Warner, el estudio para el que trabajaba y que la había cedido de modo temporal a los productores del film, algo usual entonces, no compartían su entusiasmo. De poco le valió su primera nominación al Oscar, como actriz de reparto, por el papel.
Una inglesa en California. Olivia había nacido el 1 de julio de 1916, en Tokio (Japón), hija de ingleses, William, abogado, y Lillian, actriz amateur, origen que ella llevaba a gala. Pero tras el divorcio de sus padres, se crio con su madre y su nuevo marido, George Fontaine, en California, junto a su hermana, la actriz Joan Fontaine, famosa protagonista de Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940), con quien mantuvo toda su vida una competencia y un odio mutuo feroz. Livvie, como la llamaban en casa, había decidido ser maestra cuando un cazatalentos la vio en una función escolar y le ofreció ser suplente en un montaje de El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, dirigido por Max Reinhardt. La noche del estreno, recordaba, falló una de las actrices titulares y tuve que sustituirla. Las críticas al día siguiente fueron buenas y ya me quedé con el papel.
Actriz incomprendida. Fichó por la Warner, repitió el personaje en la pantalla y no tardó en ser una de las estrellas más cotizadas de los años 30 tras formar pareja con Errol Flynn siempre como la chica del héroe, en ocho películas, entre ellas El capitán Blood (1935) Robin de los bosques (1938), ambas dirigidas por Michael Curtiz, y Murieron con las botas puestas (Raoul Walsh, 1941). Yo quería
HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO
Con 100 años, en junio de 2017, volvió a mostrar su carácter indomable y demandó a los productores de la serie ‘Feud’, porque, dijo: “Han usado mi identidad sin mi permiso y han puesto palabras falsas en mi boca, incluido llamar a mi hermana, Joan Fontaine, perra”. Perdió el juicio.