Fotogramas

ENTRE LA TAQUILLA Y LA DENUNCIA

Dramas, thrillers, comedias y, sobre todo, musicales. Al realizador de ‘El expreso de medianoche’, ‘Fama’ y ‘Arde Mississipp­i’ no se le resistió ningún género, pero no siempre contó con el favor de la crítica, que lo tildó de pretencios­o, aunque sí de un

- Por Óscar Cabrera.

Dear Alan, adiós. Gracias por tenerme en Evita y por tu sabiduría cinematogr­áfica. Ahí queda todo lo que has hecho que ha sido mucho y bueno. Así se despedía en las redes sociales Antonio Banderas de uno de los realizador­es que cimentaron su, por entonces, joven carrera cinematogr­áfica en Estados Unidos.

¿Quién es? Alan William Parker nació en el barrio de Islington, Londres, el 14 de febrero de 1944. Empezó a trabajar en publicidad con 18 años, primero solo como redactor, pero pronto formó su propia productora, con gran éxito en Gran Bretaña. Ridley Scott fue su gran competidor. Si aparecía una joven en la playa, el guion era para Ridley, si eran dos señoras gordas hablando, lo cogía yo, aseguraba Parker.

¿Debería conocerlo? Además de realizador de éxito, fue también un hábil polemista. Algunos de sus films fueron controvert­idos por varios motivos: el blanqueami­ento del narcotráfi­co ( El expreso de medianoche, 1978), la elección de Lisa Bonet, con 20 años, cuando trabajaba en La hora de Bill Cosby para la tórrida El corazón del ángel (1987) o la censura argentina al musical Evita (1996). Tuvo dos nominacion­es al Oscar como realizador en la mencionada El expreso de medianoche y Arde Mississipp­i (1988) y ganó el Gran Premio del Jurado de Cannes por Birdy (1984). También produjo la música de alguna de sus películas, escribió letras de canciones y varias novelas. En 2002 fue nombrado comendador de la Orden del Imperio Británico.

¿Con quién puedo compararlo? Fue el primero de los jóvenes talentos británicos, criados en la publicidad, en establecer­se en Hollywood. Lo seguirían los hermanos Ridley y Tony Scott, Adrian Lyne, Hugh Hudson y el productor David Puttnam, todos muy preocupado­s por la imagen y la mayoría producidos por los amigos de Parker, David Puttnam y Alan Marshall. Todavía me sorprendo cómo tuve el descaro de debutar con Bugsy Malone, un musical de gánsteres protagoniz­ado por niños, que en su momento nos pareció originalís­imo, pero hoy lo veo algo muy raro, dijo sobre su debut en Hollywood, nominado a un Oscar y ganador de cinco BAFTA. ¿Por dónde empiezo? El muro (1982) fue toda una revolución para la época

–el guionista Roger Waters, de Pink Floyd, aseguró que Parker fue el único que comprendió el film: Su talento me superó, es un superdotad­o–, pero su preferida es la poco conocida Después del amor (1982), con unos brillantes Albert Finney y Diane Keaton.

Pues él dice… Siempre me ha gustado que mis films tengan un componente social, en Hollywood dicen que parecen demasiado europeos, pero a mí me gusta hacerlo. Sé que el cine no cambia el mundo, pero sí puede provocar debate, y eso es lo que intento.

¿Algunas secuencias para recordar? Los disparos de nata de Bugsy Malone, la secuencia de la ducha de El expreso de medianoche, los martillos desfilando de El muro, el huevo duro de El corazón del ángel, entre muchas otras.

“SÉ QUE EL CINE NO CAMBIA EL MUNDO, PERO SÍ PUEDE PROVOCAR DEBATE, Y ESO ES LO QUE INTENTO CON MIS PELÍCULAS”.

PAPÁ Y SUS INCREÍBLES HIJOS

√ Lo primero es felicitar a Santiago Segura por haber adelantado el estreno de su película cuando todo el mundo parecía asustado ante un incierto futuro de cines cerrados. Lo segundo es aplaudirle por lo bien, y de manera divertida, que ha entendido la comedia familiar. Un subidón de risas y optimismo es lo que necesitába­mos.

Francisca Hernández (vía e-mail). √ Sin desmerecer al Santiago Segura cómodo en la sal gruesa de los Torrente, prefiero (y mi familia, felices de acompañarm­e, también) al de

EL (FIN DEL) MUNDO ES CASCADA DE COLORES

√ Mezclar a Lovecraft y su prosa imposible de plasmar en imágenes con un director que parece haberse caído en la marmita de LSD de un cine psicodélic­o como Richard Stanley y encima añadir al guiso a Nicolas Cage solamente puede dar como resultado un trip tan loco y disfrutabl­e como Color Out of Space.

Lisa Simpson Millennial Version (Murcia). √ Color Out of Space acaba siendo, en su desmadre de luces, colores imposibles, maquillaje­s viscosos ochenteros e interpreta­ciones autistas o directamen­te de derribo, la más fiel aproximaci­ón al adictivo, hipnótico y críptico universo lovecrafti­ano en décadas.

Mikel Ibarren (vía Facebook). √ Nicolas Cage parece abonado ya a la histriónic­a autoparodi­a de la parodia en la cual se convirtió hace tiempo. Imposible conectar con el intento que Richard Stanley hace en Color Out of

Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra, y al de la película previa. Costumbris­mo digno de aquellos añorados títulos nuestros como

La gran familia junto a un humor físico y de personajes de categoría.

Antonio Barragán (vía Facebook). √ Quizá la prisa por repetir éxito me devolvió la sensación de que Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra no arriesga, y que está pensada más para no desagradar a los fans que para convencer a los nuevos espectador­es. Es fresca, sí, pero algo, incluso de los niños, se pierde en una reunión de clichés.

Nerea Salazar (vía e-mail).

CONTESTA MR. BELVEDERE

Space de acercarse al horror cósmico de Lovecraft si cada vez que ves al actor todo parece de risa.

Aitana Sorribas (vía

CONTESTA MR. BELVEDERE

Out of Space e-mail).

Color

# # #

Tom Hanks encarna a Fred Rogers en Un amigo extraordin­ario, cuando una de las canciones de Rogers, de su programa infantil, sonaba, maliciosam­ente en No matarás… al vecino ( Joe Dante, 1989), protagoniz­ada por… Tom Hanks.

Demoníaca diversión cómplice con la Monica Bellucci de Nekrotroni­c, un cruce 2.0 entre la Perséfone de las secuelas de Matrix y sus brujas de El aprendiz de brujo y El secreto de los hermanos Grimm.

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 ??  ?? Santiago Segura con su hija Sirena.
Que Segura dominaba los mecanismos de la comedia no era una novedad, pero que supiera convertirs­e en un aplicado artesano al servicio de un guion ajeno, con el toque de aquellos Robert Stevenson o Norman Tokar de las produccion­es familiares en imagen real de la Disney, eso sí que ha sido una muy agradable sorpresa. ¿Podemos por fin referirnos a él como nuestro Frank Oz?
He tenido la ocasión de compartir sobremesa y conversaci­ón con Richard Stanley, quien, aparte de su mala suerte en el cine, es justo lo que parece: un tipo tan raro como entrañable.
es cien por cien Stanley, incluso con guiños comerciale­s (Stuart Gordon) que tal vez hoy sean hasta suicidas.
Nicolas Cage, nueva criatura Lovecrafti­ana.
Santiago Segura con su hija Sirena. Que Segura dominaba los mecanismos de la comedia no era una novedad, pero que supiera convertirs­e en un aplicado artesano al servicio de un guion ajeno, con el toque de aquellos Robert Stevenson o Norman Tokar de las produccion­es familiares en imagen real de la Disney, eso sí que ha sido una muy agradable sorpresa. ¿Podemos por fin referirnos a él como nuestro Frank Oz? He tenido la ocasión de compartir sobremesa y conversaci­ón con Richard Stanley, quien, aparte de su mala suerte en el cine, es justo lo que parece: un tipo tan raro como entrañable. es cien por cien Stanley, incluso con guiños comerciale­s (Stuart Gordon) que tal vez hoy sean hasta suicidas. Nicolas Cage, nueva criatura Lovecrafti­ana.
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