CINCO FLASHES EN CINCO FRASES
Ante la sequía de blockbusters estadounidenses, bien está que podamos darle una oportunidad a otro cine menos aparatoso, sea independiente, europeo o español. La boda de Rosa parece estar diseñada para competir con recientes comedias amables femeninas nacionales, y, sí, es una comedia (algo que le sienta de maravilla y que debería frecuentar más Icíar Bollaín), pero también un retrato de mujer ( Candela Peña) de lo mejor de nuestro cine contemporáneo.
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Little Monsters sí que tiene una virtud, y es la de darle una vuelta de tuerca a la ya exprimida teta del género zombi con una simpática mezcla entre Sonrisas y lágrimas, El albergue de la sexta felicidad y La vida es bella. Solo por ello, y por su protagonista ( Lupita Nyong’o), vale la pena pasearse junto a ella por el Apocalipsis de los Muertos Vivientes.
Salvo el discursito a pie del cadalso, un borrón en toda regla, me lo pasé pipa con ese toma y daca que es Judy y Punch, una tragicomedia isabelina que en otro tiempo habría llamado la atención del mejor Tim Burton director. O del cartoon Barry Sonnenfeld de La familia Addams y secuela. ¿Y no le ha recordado no solamente físicamente, Mr. Belvedere, el actor protagonista a Richard Harris?
Curiosa, muy curiosa Zombi Child, de Bertrand Bonello. Ora una incursión, de un realismo progresivamente mutado en fantástico, en el universo Jacques Tourneur de Yo anduve con un zombie, ora cine de denuncia política ( la terrorífica dictadura tahitiana). Por no hablar de su epílogo, con una insólita referencia adolescente a la muy de culto Jóvenes y brujas.
Aunque tengo cierta reticencia (espero que no sea prejuicio) a este tipo de películas, Papicha, sueños de libertad no es el típico panfleto buenista y feminista de correcta corrección política, y sí un sincero, optimista, pero nada complaciente retrato de una generación, un país (Argelia) y unos personajes (en este caso mujeres) que se enfrentan a la opresión con luminosidad. Un film muy nouvelle vague. Pamela S. Villaseñor (vía
LA BRUJA QUE SUSURRABA A LOS HUMANOS
√ No valoramos como es debido lo mucho y bien que saben asentar el género y lo mucho y bien que debutan directores, provenientes del cortometraje, capaces de dar a propuestas fantásticas una voz novedosa. Como en Voces, terrorífico ejercicio de estilo de Ángel Gómez Hernández, en el que es un placer reencontrar en cine a Belén Fabra.
Héctor Sadavac (vía e-mail). √ Lo más significativo de Voces, suerte de contribución nacional a un cine de terror a lo Expediente Warren y derivaciones, es la personalidad de su novel director, a quien creo que Sam Raimi ya ha llamado a Hollywood. Normal.
Jesús María Urbano (vía Facebook). √ Voces consigue que un montón de clichés y lugares comunes dentro del género terrorífico sean… exactamente eso, un montón de clichés y luga
CESTA Y PUNTOS EN EL ALMA
√ A la espera de esos blockbusters que se supone van a salvar el cine mundial, confieso Mr. Belvedere disfrutar más con cine-cine, con historias tan humanas, como las de The Way Back. Redención, segundas oportunidades, personajes que no son meras caricaturas… Antes, las películas eran así.
Delia Lesmes (vía e-mail). √ Entre tanta comedia destinada a hacernos sobrellevar la tragedia de la realidad, The Way Back no obvia lo trágico o el drama, para llevarlo hacia res comunes. Por no hablar de ese discurso #MeToo brujeril de risa.
Reynaldo Morcillo (vía e-mail).
CONTESTA MR. BELVEDERE
el terreno de la comprensión y del devolver la dignidad a los perdedores, lo que, tratándose de un film deportivo, no deja de ser curioso.
Moncho Menéndez (vía Facebook). √ The Way Back combina elementos de aquella Hoosiers: Más que ídolos con Gene Hackman (baloncesto, pueblo pequeño, alcoholismo, etc.) de tan agradable recuerdo, con un drama íntimo autodestructivo y doloroso como Manchester frente al mar. Que Casey Affleck fuera el protagonista allí y su hermano Ben aquí tiene gracia…
Rogelio Hernández (vía e-mail).
CONTESTA MR. BELVEDERE
El milagro Warrior.
The Way Back.