FLUJOS DE SOLEDAD
Durante septiembre y octubre, Filmoteca Española, Ministerio de Cultura de Taiwán, Oficina Cultural y Económica de Taipéi España y Spain Moving Images Festival ofrecen en Madrid una exhaustiva retrospectiva del gran cineasta de la Nueva Ola taiwanesa, Tsai Ming-liang, director de, entre otras, ‘El sabor de la sandía’. Estas son sus claves.
Estoy trabajando en desarrollar un nuevo concepto. Este concepto no es tan solo que ya no necesitas un guion, sino que ya no necesitas ni siquiera un concepto. Son palabras de un director considerado entre los 100 mejores de la historia, que vuelve con Days, su nuevo largometraje: cine desnudo formalmente, desvestido de artificios para convertirse en arte puro. ¿Quién es? Uno de los cineastas más representativos de la Nueva Ola taiwanesa, Tsai Ming-liang nació en 1957 en Kuching, Malasia. A los 20 años se instaló en Taiwán, licenciándose en Teatro y Cine en la Universidad Cultural China, donde descubrió la Nouvelle Vague. Después de trabajar como productor, guionista y director en teatro y televisión, debutó en el cine con Rebels of the Neon God (1992).
¿Debería conocerle? Con sólo 11 largos en su haber y, eso sí, un montón de cortos, documentales y obras audiovisuales, Tsai Ming-liang es una de las figuras más relevantes del cine de autor moderno. Entre los premios que ha recibido están el León de Oro en Venecia por Vive L´Amour (1994), el Oso de Plata en Berlín por The River (1997), el premio FIPRESCI en Cannes por The Hole (1998), el Oso de Plata en Berlín por El sabor de la sandía (2005) y el Gran Premio del Jurado en Venecia por Stray Dogs (2013). A lo largo de su filmografía, influida por el Neorrealismo, la Nouvelle Vague y los musicales de Hong Kong, Tsai Ming-liang, siempre con su actor fetiche Lee Kang-sheng, se ha convertido en cronista de la soledad, la alienación y la incomunicación humanas.
¿Con quién puedo compararlo? Comparte características con cineastas de la Nueva Ola taiwanesa como Edward Yang o Hou Hsiao-sien, con quien tiene en común cinefilia y romanticismo, mientras su ascetismo formal y toques mágicos le emparentan con el tailandés Apichatpong Weerasethakul, con pinceladas de camp teñidas de homoerotismo e ironía. Pero sus raíces están en Antonioni, Truffaut, Ozu y Bresson, de quienes se convierte en voluntario epígono, llevando su cine al manierismo y la abstracción: Hay un montón de cosas como los diálogos, la música y la interpretación a las que los espectadores están acostumbrados, que dan por sentadas. Pero yo encuentro esas cosas confusas. Dudo que tengan sentido alguno.
¿Por dónde empiezo? El cine de Tsai no es fácil, pero tampoco impenetrable. Se puede entrar por su primera y más convencional película, Rebels of the Neon God, con sus jóvenes rebeldes sin causa en las calles de Taipéi; por su romántica y minimalista Vive L´Amour, entre Tati y Antonioni, o por fábulas surrealistas musicales con canciones de Grace Chang como The Hole o El sabor de la sandía.
Pues él dice... Mis guiones son pequeños. Son como poesía. Sólo contienen instrucciones sobre cómo hacer mi película (...). Para Days ni siquiera he necesitado guion porque tampoco teníamos equipo: yo tenía simplemente al cámara conmigo y no necesitaba guion para la estructura y la trama, porque no necesitaba explicarle de qué trataba la película.
‘MIS GUIONES SON PEQUEÑOS, COMO POESÍA. SOLO CONTIENEN INSTRUCCIONES PARA RODAR.’
√ Que la película que iba a salvar al cine en estos meses de pandemia, Tenet, haya sido al final casi un producto de arte y ensayo, una de las más inconexas, sin asideros para el espectador, superproducciones anticlimáticas de la década, sí que resulta una paradoja, y no de las que hablan en este aparatoso film de Christopher Nolan.
Conrado Gálvez (vía E-mail).).
√ Completamente consecuente con el personal universo de Christopher Nolan, Tenet es su gran, megalómana y cerebral película de 007 que seguramente nunca realice. John David Washington es un Bond de color (y antes que Idris Elba), Robert Pattinson un Felix Leiter que cita al revés la frase sobre la amistad de Casablanca,
y Kenneth Branagh un megalómano villano a lo Karl Stromberg. Compro.
Ismael Montero (vía E-mail).
√ Que Nolan se haya gastado más de 200 millones de dólares para hacer un soso remake de Los Cronocrímenes,
podría ser el mayor chiste de la historia del cine. Unas secuencias de acción ridículas junto a interminables escenas estáticas en las que se suelta verborrea presuntamente científica.
Henar Iglesias (vía Facebook).
CONTESTA MR. BELVEDERE
Opiniones encontradas respecto a Tenet, lógico si Christopher Nolan es el logaritmo de esta ecuación. Menos liosa que Origen, también más discursiva, no se le puede negar su hipnótica gran secuencia bélica al revés en Vietnam, un nada indisimulado homenaje invertido al clímax de la kubrickiana La chaqueta metálica.