Esteban Crespo, por Black Beach.
Hablamos con el director Esteban Crespo sobre su segundo largometraje, un thriller entre el suspense político y la acción rodado en Guinea Ecuatorial, con el que retoma un asunto que casi le llevó al Oscar.
Carlos (Raúl Arévalo) trabaja para una multinacional y recibe el encargo de mediar en el secuestro de un empresario en África, lo que le lleva a aquel continente.
Director de premio. Esteban Crespo estuvo cerca de ganar el Oscar por el corto Aquél no era yo (2012). Se quedó en nominación. Pero de aquellos barros sobre un niño soldado y una pareja de cooperantes en África vienen ahora los lodos de Black Beach. En este largo, el segundo después de Amar (2017), empezó a trabajar poco después de aquella aventura hollywoodiense y de nuevo ubica la trama en el continente africano. Esta vez aborda la corrupción en los gobiernos locales y en la propia ONU para servir a los intereses de multinacionales petroleras, y cuenta con Raúl Arévalo, Candela Peña, y la chilena Paulina García. Esteban Crespo se mueve en terreno conocido porque trabajó como arquitecto en Guinea Ecuatorial y rodó durante algunos años documentales en Namibia, Botsuana y Zambia.
Black Beach iba a ser su primera película. Sin embargo rodó antes Amar. ¿Qué pasó? Tenía sentido rodar Amar como una ópera prima y no debutar con Black Beach, que es mucho más compleja de manejar. De hecho, pensaba que los productores no me iban a dejar estrenarme con esta. Pasar de hacer cortos a filmar largos es un gran paso. En lo cinematográfico se parece mucho, pero a la hora de gestionar equipos y presupuestos es muy distinto, y en Amar lo aprendí. Tampoco es lo mismo trabajar con un equipo tres días que nueve semanas, donde la gente tiene evoluciones interesantes. Aprendí muchas cosas que me han servido ahora.
A menudo se dice que rodar la segunda película resulta más difícil que la primera. ¿Ha sido así en su caso?
Esta vez estaba preparado para los problemas que iban a surgir. Eran mucho mayores que los de mi película anterior, pero me los esperaba. También había trabajado en África y sabía lo que me iba a encontrar. Allí debes ir teniendo claro lo que quieres, pero sabiendo que pueden surgir cosas que lo alteren, y debes moldear eso porque quizá lo que aparezca sea mucho más interesante que lo que tenías previsto. Para quien no ha estado allí es duro porque te obliga a cambiar los planes todo el rato, pero yo ya lo conocía.
Comienza siendo un thriller político, sigue como una trama de acción y acaba cercano a un drama clásico sobre la relación entre padres e hijos. ¿Qué le interesaba más?
Para mí lo más importante y lo que se te queda dentro es el drama familiar. El thriller y la acción te atrapan, te crean velocidad y peligro, te generan sensaciones, pero lo importante es lo otro. Esa era la historia que quería con