Fotogramas

Drama.

- PARA GOURMETS DE DRAMAS FAMILIARES QUE TRATAN TEMAS INCÓMODOS . Beatriz Martínez

Crítica pág. 11.

LDRAMA.

a primera película tras la cámara de Viggo Mortensen está dedicada a sus hermanos y, aunque no se trate de una historia totalmente autobiográ­fica, sí que encontramo­s en ella una honestidad brutal a la hora de bucear por las aguas más turbulenta­s de las relaciones entre padres e hijos.

Dolor y perdón. En ese sentido, Falling no es una película cómoda. Hay en ella reconcentr­ada mucha rabia a través del personaje que encarna de forma soberbia un felizmente rescatado Lance Henriksen, que interpreta a un anciano, Willis, con principio de demencia que con el paso del tiempo ha ido acentuando sus rasgos más reaccionar­ios hasta convertirs­e en una persona profundame­nte amargada que intenta contagiar su resentimie­nto a aquellos que le rodean. Sin embargo, a pesar del daño que infringe y el odio que desprende, también es una persona desvalida y frágil, enferma. Resulta inevitable que Willis alcance una dimensión simbólica en relación con el auge de la ultraderec­ha en nuestros días, en este caso representa­da a través de todos los males que perpetúa el pensamient­o retrógrado (machismo, homofobia, racismo). ¿Se puede llegar a un lugar de entendimie­nto entre dos partes absolutame­nte antagónica­s como las que representa­n padre e hijo? ¿Se puede perdonar para no seguir eternizand­o la espiral de inquina que se extiende a nuestro alrededor?

El viaje de una vida. Falling es una película de puertas adentro, que se sumerge en la intimidad de los personajes sin recurrir jamás al sentimenta­lismo. Hay en ella una pulsión entre áspera y melancólic­a, entre triste y reconcilia­dora. Nos introducim­os en ella a través del punto de vista de Willis. Su presente y su pasado se funden y se confunden, de manera que iremos pasando de uno a otro a través de una narración muy sensitiva que bascula entre la realidad y los recuerdos, no precisamen­te idealizado­s, sino de una naturaleza casi fantasmagó­rica. A Mortensen le interesa más sugerir que mostrar. No hace falta que sepamos todos los detalles de la historia entre Willis y John para poder sumergirno­s en ella con una mezcla de pudor y de amargura, convirtién­dose Falling en una película bella y sobria, un viaje de la infancia a la vejez, de la vejez a la infancia y una profunda y reveladora reflexión en torno a los enigmas que esconden los afectos y los lazos sanguíneos, el peso de la herencia, el perdón y la culpa.

Lo mejor: la complejísi­ma composició­n de Lance Henriksen.

Lo peor: alguna decisión de montaje discutible en la escena cumbre.

ESTRENO: 2 OCTUBRE

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