DEHESA, EL BOSQUE DEL LINCE IBERICO.
Dos tesoros únicos de nuestra naturaleza, los paisajes de olivos, encinas y alcornoques y el más amenazado de los felinos del mundo, protagonizan el último tributo del documentalista Joaquín Gutiérrez Acha a la fauna española. El realizador nos relata el
Trilogía hispánica. Al menos dos primaveras. Eso es lo que necesita Joaquín Gutiérrez Acha para rodar sus cuidados homenajes a nuestros espacios naturales. Después de Cantábrico (2017) y Guadalquivir (2013) cierra la trilogía Dehesa, el bosque del lince ibérico, producida por La Dehesa Producciones A.I.E., Wanda Visión, Wanda Films y Ukbar Filmes, con un actor principal de lujo, el lince, y unos secundarios que le roban protagonismo por tierra (los meloncillos), agua (el martín pescador) y aire (el águila imperial). La primavera es la estación donde todo explota, en la que la naturaleza resurge en todo su esplendor cuando nuestros animales se muestran especialmente activos, así que dos años y medio es lo que necesitamos. Y todo porque la suerte siempre se agradece pero pocas veces sirve: Necesitamos tiempo para localizar a los protagonistas, para que estos se acostumbren a nosotros y para preparar todos los recursos técnicos. Agradecemos las sorpresas pero es casi imposible que las tomas salgan bien. Todos los animales tienen un proceso de adaptación, no salimos al campo a ver qué podemos encontrarnos, es imposible. Dependemos de demasiadas cosas.
Equipo reducido. Y para moverse rápido, es imprescindible que el equipo de rodaje sea pequeño. En el caso de Dehesa, lo forman cuatro o cinco personas: un cámara (Acha), un sonidista (Carlos de Hita, también autor de los textos), la directora de producción (Carmen Rodríguez) y un naturalista u otro experto. A veces, hay momentos de relevo con una segunda unidad, sobre todo en la deseada primavera.
Además, el sonidista suele ir por libre porque necesita silencio total y nosotros le estorbamos. Él trabaja antes y luego sincronizamos las imágenes con todos los sonidos que grabó con sus increíbles micrófonos. Pero, en resumidas cuentas, al final mandan los animales. Todo depende de sus pautas de conducta. Por ejemplo, nos contaron que en una dehesa de Extremadura a veces los zorros luchan con los buitres leonados y negros por la carroña, así que solo tuvimos que esperar para el encuentro, grabar varias secuencias increíbles y luego combinarlas.
5 MOMENTOS INOLVIDABLES SEGÚN EL DIRECTOR
Ecosistema asequible. Como ocurrió con el lobo ibérico en Cantábrico, Acha otorga especial importancia a nuestras especies endémicas. El lince y el águila imperial son los reyes absolutos de la Dehesa y tienen sus peculiaridades. Lo pasamos mal con nuestras águilas y sus espléndidos vuelos, aunque no todos los individuos son iguales, ocurre como con las personas, unos eran mucho más sociables que otros. Y siempre con un guion establecido, no tanto por comodidad, como por la financiación: Es lo que presentamos a los productores, que aportaron dos millones de euros, y a partir de ahí se elabora el texto de locución y la banda sonora de Victoria de la Vega –colaboradora de Hans Zimmer– y, por ejemplo, se preparan los permisos para rodar en espacios protegidos.
Un paisaje exclusivo. Los parques de Sierra de Cardeña y Montoro, de la Sierra de Andújar, San Pedro en Cáceres, el valle de Alcudia de Ciudad Real y el Alentejo portugués han sido algunos de los escenarios de un film que, en definitiva, pretende mostrar la dehesa como jamás se ha visto en la pantalla, es nuestro ecosistema, un paraje formado después de siglos de explotación de ganaderos y corcheros y que prácticamente no existe en ningún otro país.
“MOSTRAMOS LA DEHESA COMO NO SE HA VISTO NUNCA, ES UN ECOSISTEMA ÚNICO QUE NO EXISTE EN NINGÚN OTRO PAÍS”