La mujer ilegal
★★★ ★★
La mujer ilegal
Dir.:
de Tilda Swinton, puede llevarnos a engaño: después de todo, la llamada telefónica que esta amante desgarrada está esperando mientras desespera solo puede desarrollarse en un decorado, en un piso sin techo que deja al descubierto un amor en ruinas, o un desamor en construcción. Almodóvar siempre ha creído en la búsqueda de una cierta verdad a través del artificio, como ya demostró en la condensada, preciosa versión de la obra de Cocteau que Carmen Maura interpretaba, hacha en mano y Jacques Brel de fondo, en La ley del deseo, en un escenario teatral que era escenario de abandono. No obstante, los que se esperen un regreso al Almodóvar desbocado se encontrarán con otro ejercicio de depuración de su estilo, en la línea de Dolor y gloria, en esta ocasión dedicado a una actriz que está más allá del bien y del mal; que, en un gesto o un cambio de una inflexión de voz, puede englobar todo un mundo a punto de derrumbarse y dispuesto a reconstruirse a la luz del fuego.
Puede parecer que el físico de Swinton, a la que uno siempre asocia con mujeres a las que les cuesta doblegarse ante la adversidad, juega a la contra de un personaje que tiene varios ataques de vulnerabilidad, pero la sinergia actriz-cineasta es tan intensa que uno echa en falta saber qué le ocurre a esta mujer cuando, por fin, aprende a colgar el teléfono.
Lo mejor: Tilda Swinton, sofisticada y vulnerable, genio y figura.
Lo peor: que se acabe tan pronto, el personaje se merece más.