Fotogramas

‘La vida por delante’.

Tras diez años de ausencia, Sophia Loren regresa al cine de la mano de su hijo Edoardo Ponti con un papel a su medida que puede situarla en las quinielas de premios. Hablamos con el director italiano sobre la película, su madre y la vida en general.

- DE QUÉ VA: Por Fausto Fernández.

Madame Rosa, antigua prostituta, cuida de los hijos de sus compañeras. Un amigo le deja en custodia al pequeño Momo, inmigrante que trafica con drogas.

Un bonito regalo. Mi madre ama a ese personaje. No podía más que regalársel­o. La madre en cuestión es Sophia Loren. El personaje, Madame Rosa. Quien se lo ha regalado en forma de película es su hijo, Edoardo Ponti (Ginebra, Suiza, 1973). Le gustó mucho lo que hizo con él Simone Signoret

(en Madame Rosa, 1977, de Moshé Mizrahi; Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa). De hecho, cada vez que se encontraba­n, mi madre la felicitaba por su actuación. Han transcurri­do 43 años, tiempo suficiente para que Ponti haya consolidad­o su carrera como director, dos veces antes con Sophia Loren a sus órdenes: Entre extraños (2002) y el corto Voce umana (2014). Vi que además de satisfacer a mi madre, explica, se podía actualizar la novela original de Romain Gary en que se basa. Estos son tiempos difíciles, el problema de los refugiados se ha agravado, ideas intolerant­es se extienden… He querido que ese ponerse en la piel de otro, que ese diálogo entre culturas y seres humanos que está presente en el film, se renueve.

La verdad en una sonrisa. ¡Ojalá pudiera tener su talento!, exclama entre risas cuando comentamos a Edoardo Ponti los ecos del cine de Vittorio De Sica y Ettore Scola en La vida por delante, precisamen­te dos directores esenciales en la carrera de Sophia Loren. De pequeño los veía en casa, en reuniones de trabajo con mi padre (el productor Carlo Ponti) o mi madre; o simplement­e en comidas o cenas. Honestamen­te, creo que mi película bebe más de obras de Fernando Meirelles y Héctor Babenco: Ciudad de Dios (2002) y Pixote, la ley del más débil (1981). Busco siempre un compromiso, una conciencia social. Pero sobre todo busco la autenticid­ad y la esperanza. Busco la sonrisa en la adversidad. En ella está la verdad. Las escenas entre Madame Rosa y Momo están llenas de ellas.

Nuestros mayores. El pasado, los recuerdos… Todo eso es importante y tiene un peso en la historia de Madame Rosa, que es una supervivie­nte, literalmen­te: de la vida y del Holocausto judío. Ponti hace una pausa y prosigue: Mi madre también lo es: sufrió de niña la guerra, el hambre, los bombardeos, la maledicenc­ia de aquella sociedad conservado­ra que la miraba

mal porque sus padres no estaban casados… Luchó por sacar adelante a su familia. Siempre lo ha hecho. Sin embargo, la película, con el personaje de Momo, lo que hace es también mirar hacia delante, hacia la vida que nos aguarda. Hasta hace unos años el futuro era para muchos simplement­e mañana. El egoísmo nos cegaba. No pensábamos en el cambio climático, en las enfermedad­es… ¿Cómo estamos hoy? El film es también un homenaje a la generación de Madame Rosa, el doctor o el tendero (excelentes Renato Carpentier­i y Babak Karimi). A la generación de nuestras madres y padres; abuelas y abuelos, hoy víctimas de esta maldita pandemia global. Ellos son nuestro futuro.

UN BELLO RECUERDO

Las escenas entre el personaje de mi madre y Momo (Ibrahima Gueye) me emocionaba­n en los ensayos, en el rodaje y viendo la película, nos confiesa Edoardo Ponti. Pero mucho más ver cómo era ella con el niño en los descansos: con mimos, bromas, jugando con él… Los miraba y recordaba a mi madre conmigo de pequeño. Confieso que me puse algo celoso de esa complicida­d. Pero mi madre es así, y verlo, ver ese cariño que me dio a mí y mis dos hermanos con Ibrahima, me enterneció.

Otra idea de familia. ¿Cómo es trabajar con mi madre? Es la pregunta inevitable cuando me entrevista­n y me siento frustrado porque no sé qué responder. Cada vez es diferente, cada papel saca a la luz a una actriz maravillos­a. Lleva 70 años en este oficio, 70. Me siento orgulloso, asustado y feliz de compartir esta aventura que es el cine con ella, más allá de ser madre e hijo. Aprovecham­os el tema de la consanguin­eidad para hablar de esa familia no convencion­al que forman los personajes de la película: Tienes toda la razón, asiente Ponti. La verdadera familia es la que creas tú, la de los lazos de amor, amistad o solidarida­d. La de Madame Rosa, Momo, los niños, el doctor, el tendero, esa maravillos­a y cálida Lola que interpreta la española Abril Zamora (Vis a vis). Fue la última incorporac­ión al film. No encontrába­mos a la actriz hasta que vi fotos suyas y un vídeo y me dije que era ella, Lola, alegre, viva, orgullosa de quién es.

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Madame Rosa (Loren) y Momo (Ibrahima Gueye).

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