EL HOMBRE QUE DIJO ‘NO’ ‘De Gaulle’.
El director galo Gabriel Le Bomin convierte a Lambert Wilson en el general Charles de Gaulle. 80 años después de su arenga desde el exilio en Londres invitando a no ceder ante el invasor nazi, la cinta indaga en la vertiente más íntima y familiar del líde
En 1940, cuando el ejército alemán se acerca a París y todos dan por hecha la rendición, el general Charles de Gaulle decide cambiar el curso de la historia desde la Resistencia, aunque eso le cueste separarse de su familia.
Fragilidad vs. fortaleza. Pese a que tanto el título como el peso histórico del personaje apunten en otra dirección, esta cinta cuenta la historia de una pareja. La formada por Yvonne y Charles de Gaulle, en la que ella se muestra como soporte clave sobre el que el general y primer presidente de la Quinta República Francesa apuntaló sus decisiones desde el dolor y el exilio. El film habla de un momento de fragilidad para De Gaulle, que ha cumplido 50 años, acaba de ser ascendido a general y siente que no puede hacer nada para frenar el avance alemán, explica el director Gabriel Le Bomin. Empujado por su esposa, que debe huir con sus tres hijos y fue el verdadero motor de su valor en la Resistencia, elige la clandestinidad. Es un periodo de la vida de De Gaulle que no se había llevado al cine aún y nos da una versión más íntima del personaje, que hace referencia a una extrema soledad, pero que habla de compromiso y lucha. Nos parecía muy romántico, por eso elegimos esas semanas previas a su discurso del 18 de junio de 1940 en el exilio de Londres, apunta el cineasta.
Cartas a Yvonne. Más que al estratega, Le Bomin muestra al hombre que luchaba por cambiar la historia separado de su familia, pero que jamás dejó de preocuparse por su esposa y sus tres hijos. Al mismo tiempo, queríamos mostrar a una Yvonne desconocida, fuerte, decidida y nada servil, que se ha revelado como el pilar sobre el que se mantenían firmes las convicciones de Charles. Tras rematar un guion complejo y apasionante basado en las cartas que ambos intercambiaron y que denominaron Memorias de guerra, llegó el momento de elegir a De Gaulle. Lambert Wilson (De dioses y hombres), seis veces nominado al César y que había conocido a un De Gaulle ya mayor en el Elíseo, fue el elegido. Él marcó la diferencia. Es único interpretando papeles románticos, le gusta construir un papel, tiene autoridad y presencia, su tradición anglosajona hace que no tenga miedo a jugar con su cuerpo, y su notoriedad tranquilizó a los inversores. En el caso de Yvonne, Isabelle Carré consiguió poner al personaje en el punto correcto de sensibilidad, con una modestia hermosa y la energía y fuerza que necesitábamos. Como aderezo, y a pesar de ser una película intimista, no escatimaron espectacularidad en escenas como la del bombardeo de Brest, aunque muchas veces, la riqueza de un plan proviene de su simplicidad, concluye Le Bomin.
De Gaulle
EL DATO
BIOPIC.