‘EL NOMBRE DE LA ROSA’
DER NAME DER ROSE (ALEMANIA, ITALIA, FRANCIA, 1986, 130 MIN.).
DIR.: JEAN-JACQUES ANNAUD. INT.: SEAN CONNERY, CHRISTIAN SLATER, F. MURRAY ABRAHAM, MICHAEL LONSDALE, VALENTINA VARGAS. DRAMA.
Entre Inmortal e Intocable (de Eliot Ness), el escocés de metro noventa Sir Thomas Sean Connery optó en 1986 por un laberíntico viaje en el tiempo hasta la oscura Edad Media. El nombre de la rosa, thriller medieval que según Annaud tenía licencia para traicionar el texto del best seller de Umberto Eco, situó a Connery bajo los hábitos del monje franciscano Guillermo de Baskerville (que ardieron de verdad en la famosa escena del incendio de la biblioteca escheriana). Las más de 15 versiones del guion definieron al protagonista como un Sherlock Holmes del siglo XIV inspirado por el filósofo Guillermo de Ockham, al que en cada visionado descubrimos nuevas capas. A pesar de que fue último en una larga lista de candidatos top como Robert de Niro o Michael Caine, su carisma incontestable, ese porte (el mismo que paseó por Mister Universo en 1953) y la vanidad intelectual de su personaje (con la que va descifrando los crímenes en la abadía benedictina a la que es invitado) le valieron un BAFTA. Un trabajo impecable al que contribuyeron la destreza de un debutante Christian Slater (16 años, Adso de Melk); la fotografía de Tonino Delli Colli, habitual de Sergio Leone, y un casting de ‘feos’ imprescindible para enfatizar la indignidad moral de la época.