Fotogramas

George Clooney,

- por Cielo de medianoche.

“NO QUIERO TEÑIRME EL PELO PARA PARECER MÁS JOVEN, PARA DEJAR DE SER QUIEN SOY. UNO TIENE QUE ACEPTAR QUE LAS COSAS SON ASÍ, QUE AHORA TENGO ESTE ASPECTO Y QUE, QUÉ NARICES, YA SOY UN SEÑOR MAYOR”.

El sinvergüen­za simpático y cargado de carisma de hace unos años es hoy un feliz hombre de familia que se enfrenta a la madurez con el compromiso de siempre y un punto extra de esperanza. Todo eso se ve en ‘Cielo de medianoche’, una fábula sci-fi de alarmante actualidad que devuelve al actor, por primera vez en un lustro, frente a la cámara. De ello, de cine y de su carrera, hablamos en esta exclusiva charla.

Más de seis años. Esa es la eternidad que llevaba George Clooney (Lexington, Kentucky, 1961) sin actuar delante de una cámara de cine cuando, en octubre de 2019, empezó a filmar Cielo de medianoche en Islandia. Antes de eso, su última vez como cabeza de cartel en una película fue en marzo de 2015, en el rodaje de Money Monster (J. Foster, 2016). Desde entonces, nada. Bueno, casi nada. Solo un par de spots, un cameo en el especial navideño de Bill Murray y Sofia Coppola (A Very Murray Christmas) y un pequeño papel en Trampa-22, adaptación para TV de la novela de Joseph Heller que él mismo produjo junto a Grant Heslov –su socio de siempre– y que casi nadie ha visto. Normal que sus fans, el público en general y hasta él mismo echara de menos ver de nuevo a George Clooney en pantalla. Ha llovido un poco desde la última vez, sí, se justifica el interesado desde el otro lado del teléfono en su única entrevista a un medio español. Pero es que… he estado liado, cuenta entre risas. Tampoco es que durante todo este tiempo me haya quedado en casa cruzado de brazos. ¡He tenido gemelos! Y también me he centrado en otros proyectos, como la labor que desarrolla nuestra fundación y otros temas que me interesaba­n… La cosa está en que actuar no era una de ellas. O quizás lo que no me atraían eran los personajes, no te lo sabría decir. En Trampa-22 lo mío es muy pequeño y fue para darle un empujón a una serie a la que dedicamos mucho trabajo, más de un año y medio. Lo que sí sé, ahora y mirando con perspectiv­a, es que lo echaba de menos… Pero es que llegó un momento en el que me dije que tenía que parar. Necesitaba tomarme un descanso, resetearme. Me di cuenta de que no estaba disfrutánd­olo y que no me apetecía hacer nada de lo que me llegaba, confiesa.

EN LA ÓRBITA DE NEWMAN

Hasta que tuvo en sus manos El cielo de medianoche, adaptación de la novela de Lily Brooks-Dalton (editada en España por Blackie Books) escrita por Mark L. Smith, un especialis­ta en el género de terror (Habitación sin salida, Overlord) que, hace unos años, firmó el guion de la cinta por la que, al fin, Leonardo DiCaprio ganó el Oscar. Sí, es como un cruce imposible entre El renacido (A. G. Iñárritu, 2015) y Gravity (A. Cuarón, 2013), bromea Clooney. Los chicos de Netflix me pasaron el proyecto con la idea de que actuara en él. Al leerlo, me encantó y pensé que por qué no dirigirlo también. He hecho un par de películas espaciales, la de Alfonso y otra con Steven, dice del remake de Solaris que rodó con Soderbergh en 2002, y sabía que no iba a ser nada fácil, pero la historia la sentía muy cercana, muy íntima. Me interesaba mucho ahondar en lo que la humanidad es capaz de hacerse a sí misma y me gustaba que al mismo

tiempo aportara una cierta esperanza, que hubiera algo de margen para redimirse. Al final, todo consiste en encontrar el proyecto y el personaje indicado, afirma explicando de nuevo el porqué de sus años alejado de la actuación. Aquí sí me vi en el papel. Mi rol, Augustine Lofthouse, este científico esquivo que decide apartarse del mundo, es un buen personaje, pero es que además me va bien. Tengo 59 años, una edad que tiene sus cosas, pero gracias a la cual ahora puedo añadir una capa de significad­o extra a mis trabajos, asegura antes de tomarse una pausa para pensar cómo continuar su discurso. Fíjate en la carrera de Paul Newman, que creo que es un buen ejemplo. No, el mejor ejemplo, cuenta animado. Durante muchísimos años fue el cabeza de cartel, el galán, el actor principal de los proyectos en los que estaba. Y entonces llega Veredicto final (S. Lumet, 1982) y de repente es un actor de carácter. Llega un momento en el que no puedes luchar contra hacerte mayor. Es que no puedes, porque es un proceso que forma parte intrínseca de la vida en sí, ríe. No quiero teñirme el pelo para parecer más joven, para dejar de ser quien soy. Uno tiene que aceptar que las cosas son así, que ahora tengo este aspecto y que, qué narices, ya soy un señor mayor. Así que toca buscar personajes que encajen con quien soy, y Augustine lo hacía como un guante. Además, no hay tantos actores con un tirón comercial que puedan sacar adelante un proyecto así. Y Damon y Brad, dice de sus colegas de la saga Ocean’s Eleven, son demasiado jóvenes… Aún, ríe.

GUIADO POR LAS ESTRELLAS

Que Clooney tenga la carrera de Paul Newman como referente no supone ninguna sorpresa. Sí lo fue lo que reveló en un encuentro virtual con la prensa organizado en el pasado Festival de Londres, una reunión a la que FOTOGRAMAS también asistió. En ella, Clooney explicó que Newman y él estuvieron a punto de protagoniz­ar El diario de Noa (N. Cassavetes, 2004), en los papeles que años después encarnaría­n James Garner y Ryan Gosling. La idea nos encantaba, porque éramos amigos, nuestro sentido del humor era muy parecido, explicó. Pero un fin de semana me puse a ver algunas de sus películas y me rajé. Paul Newman era el tío más guapo que ha pasado nunca por una pantalla de cine. No se van a creer que yo soy tú de joven ni de coña, le dije. Queríamos hacerlo porque nos apetecía trabajar juntos, pero no surgió el proyecto adecuado. Una ocasión perdida para una carrera que hasta ahora está siendo interesant­e, reconoce Clooney, pero que cuando empecé no preveía en absoluto. Y que, además, ha ido modelando paulatinam­ente, rompiendo las expectativ­as creadas. Un poco, le apuntamos, lo que comentaba William Goldman después de ver Descalzos por el parque (G. Saks, 1967) y ver en Robert Redford al heredero de Jack Lemmon. Un patinazo considerab­le. Clooney, especialme­nte tras encarnar al pediatra Doug Ross en Urgencias o protagoniz­ar Un día inolvidabl­e (M. Hoffman, 1996), parecía destinado a ser el nuevo Cary Grant. Ah, ya… Es cierto que se comentó mucho. Pues no. Lo siento, ríe. En mis inicios lo único que quería era un empleo, que me pagaran por actuar. Y a partir de ahí, fui sumando, poco a poco, haciendo esto y aquello. En mi caso, mucha televisión. Y de la mala. Hasta que por suerte Urgencias se cruzó en mi camino y de repente me vi haciendo televisión de la buena y mi carrera cambió. Cambió tanto que de pronto me querían también para hacer cine y llegó Abierto

hasta el amanecer (R. Rodriguez, 1996) y después Un día inolvidabl­e, que sí, es una comedia romántica la mar de dulce y fue un gran éxito… Y después vino El pacificado­r (M. Leder, 1997), que no estuvo mal, moderadame­nte exitosa; y luego Batman y Robin (J. Schumacher, 1997), que fue un fracaso absoluto, demoledor…, pero gracias al que aprendí una gran lección. Aprendí que, a partir de ese momento, siempre se me haría responsabl­e no solo de mi trabajo, de mi actuación, sino de la película entera. Así que decidí que tenía que concentrar­me en el guion, en escoger bien la historia. Y tras este giro hice Out of Sight (Un romance muy peligroso) (S. Soderbergh, 1998),

Tres reyes (D. O. Russell, 1999)

y O Brother! (J. Coen, 2000).

Tres películas muy distintas, tres guiones buenísimos…, pero que llegaron cuando supe cómo iba este negocio. Y parte de eso se debe a la lección que aprendí y otra parte, nada desdeñable, a la disponibil­idad, a las ofertas que te llegan o a lo que te dejan hacer, ríe.

Lo que nos lleva a cuando decidí que quería contar mis propias historias. A dirigir, vaya. Porque esa creo que es la otra clave: no acomodarte, no quedarte haciendo siempre lo que ya sabes que se te da bien. Cuando haces eso, se acabó. Tienes que arriesgart­e, sabiendo que a veces no irá bien. Mira Suburbicon (2017),

la última película que dirigí: la masacraron sin piedad. La hice tal y como quería…, pero salió mal. El caso es seguir asumiendo riesgos… Si me hubiera quedado rodando películas como Un día inolvidabl­e, mi carrera habría durado siete años.

LA CONSTELACI­ÓN STREAMING

El rodaje de Cielo de medianoche transcurri­ó entre Islandia; el Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma, y los estudios Shepperton en Inglaterra. Clooney se encontraba en el primer escenario cuando Felicity Jones –que junto a David Oyelowo, Kyle Chandler, Demián Bichir y Tiffany Boone forman la tripulació­n del Aether, la nave que regresa a la Tierra después de una expedición– lo llamó para comentarle que estaba embarazada. ¡Guau! Excelentes noticias, pero… ¡Guau! ¿Y ahora qué?, recuerda que pensó el actor y director. Tras ver si podíamos apañarlo con efectos digitales, decidí incorporar el embarazo a la trama y creo que hemos salido ganando. Le añade un mensaje de esperanza que le va muy bien a la película, comenta antes de preguntar. ¿En España vais a poder verla en cines, verdad? Pensar que la rodamos en 65 mm para que luciera en pantalla y al final la gente la verá solo en su iPad, bromea. Yo de momento solo la he visto en una pantalla mediana, la del estudio de sonido. Es frustrante pensar que no se va a disfrutar de la experienci­a de verla a lo grande. Un peaje que, antes de él, han tenido que pagar otros cineastas que han trabajado bajo el paraguas de Netflix como Alfonso Cuarón, Martin Scorsese o, el último, David Fincher: para contar lo que quieren y como quieren, deben pasarse al streaming. No lo veo así, corrige Clooney. Creo que en mi currículo hay películas muy interesant­es hechas desde dentro del sistema de estudios. Out of Sight (Un romance muy peligroso) o la saga Ocean’s Eleven lo son, y además son típicas produccion­es de los años 90 o 2000. Michael Clayton (T. Gilroy, 2007) era una película pequeña, de 17 millones de dólares. O Up in the Air (J. Reitman, 2009) o Los descendien­tes (A. Payne, 2011), películas de bajo presupuest­o que los estudios sacaban a través de sus sellos especializ­ados. El problema es que ese escenario hoy es historia. Las majors no saben cómo producir una cinta de seis millones como

“LA GRAN LECCIÓN QUE APRENDÍ ES QUE NO SOLO SE ME HARÍA RESPONSABL­E DE MI TRABAJO, SINO DE LA PELÍCULA EN SU TOTALIDAD. ASÍ QUE DECIDÍ FIJARME EN LAS HISTORIAS”.

Buenas noches, y buena suerte (2005). Es así, no saben. ¿Qué opciones me quedan? Y aquí es cuando llega Netflix, con los que además tienes una ventana de tres semanas de exhibición en cines. Que es exactament­e igual a como funcionába­mos antes. Con Buenas noches, y buena suerte arrancamos en cuatro salas, esperando tener buenas críticas y pasar a 500. La buena noticia es que hay alguien que respalda a los cineastas para que puedan contar las historias que los estudios no quieren producir. Y que, además de que con el streaming puedan llegar a más gente, también hay un interés para que se vean en cines, sobre todo ahora cuando las salas lo están pasando tan mal.

ECLIPSE TOTAL DEL CORAZÓN

Cuando empezamos con Cielo de medianoche era una cinta de ciencia ficción, ahora parece un documental, bromea Clooney que, admite, ha llevado razonablem­ente bien el confinamie­nto. Los últimos ocho meses me los he pasado en casa, con mi esposa y los críos, lavando platos, poniendo lavadoras, como si fuera mi madre en 1963. Aquí en Los Ángeles se está poniendo feo otra vez. No tanto como en el Medio Oeste, pero las cifras suben y suben. Tenía planeado empezar a rodar otra película en febrero, pero nadie sabe cómo estaremos entonces. Parece que en la próxima primavera dejaremos esta pandemia atrás, pero eso quiere decir que habrá pasado un año. Un año en el que muchísima gente no habrá podido ver a los suyos, de desconexió­n física. Mi padre tiene 86 años, ya es una edad, y desde que empezó todo esto solo lo he visto por FaceTime. No podemos ir, vive en Kentucky y tenemos que ser prudentes. Todos tenemos que serlo, apunta Clooney, que solo esperaba una cosa de las recientes elecciones presidenci­ales estadounid­enses: Dejar de tener que preguntarm­e qué ha hecho o qué ha dicho, afirma de Trump. Como nación estamos exhaustos. Siempre hemos tenido fallos, nunca nos hemos enfrentado de verdad al problema racial y tenemos mucho trabajo por hacer, pero creo en la bondad de la gente, en que realmente podremos salir adelante. Lo hicimos en los años 60, cuando todas nuestras grandes ciudades ardían en llamas y nuestros líderes, Martin Luther King, Malcolm X, Bobby y John Kennedy, Medgar Evers, eran asesinados. Eso ya nos parecía el fin del mundo, y lo superamos. De verdad creo, y me parece que en la película así se ve, que la humanidad tiene futuro. Ojalá no me equivoque. ESTRENO: 11 DICIEMBRE EN CINES, 23 DICIEMBRE EN NETFLIX

“LA BUENA NOTICIA ES QUE SE RESPALDA A LOS CINEASTAS PARA QUE PUEDAN CONTAR LAS HISTORIAS QUE LOS ESTUDIOS NO QUIEREN PRODUCIR. Y QUE HAY INTERÉS PARA QUE SE VEAN EN LOS CINES”.

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1. Clooney es Augustine Lofthouse, un científico aislado en el Ártico en pleno cataclismo mundial. 2. Kyle Chandler, que coincidió con Clooney en la serie ‘Trampa-22’, es Mitchell, el piloto de la nave Aether. 3. Los británicos Felicity Jones y David Oyelowo encarnan a Sully y el capitán Adewole, símbolo del futuro de la humanidad en el film.
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Clooney con Caoilinn Springall.
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