Fotogramas

Kiti Manver,

- por El inconvenie­nte.

Con 50 años de profesión recién cumplidos, la eterna (y certera) secundaria del cine se despide (por tiempo definido) con el papel protagonis­ta de la ópera prima de Bernabé Rico, ‘El inconvenie­nte’. Un drama de soledades cincelado sobre el humor, la especialid­ad de la casa Mánver.

Desde la trinchera de quienes cultivan el oficio de permanecer –Nunca fui una megaestrel­la, pero me supe rodear, dice– y el arte de dosificar su talento sobre las tablas o frente a la cámara, Kiti Mánver (Málaga, 1953) estrena El inconvenie­nte, la que por el momento será su última película. Precisamen­te ahora, con su carrera inversamen­te proporcion­al a la del resto de colegas, con más trabajo que nunca (y con la Biznaga de Málaga por toda su carrera recibida en verano), se bate en retirada. Tengo que ser fuerte, nadie imagina lo difícil que es decir que no quiero trabajar cuando tengo los guiones sobre la mesa. Necesito un respiro. La secundaria de lujo del cine español, aquella pastora muda de Manuel Gutiérrez Aragón de Habla, mudita (1973), contesta alto y claro.

LA VIDA ES PURO TEATRO

¿Algún ‘inconvenie­nte’ en su última película?

Sé que no debería decirlo, pero me ha gustado muchísimo. Me emociona porque la dirige un chaval (Bernabé Rico) al que conocí cuando se dedicaba solo a ser actor y a trabajar con Juan Carlos Rubio en teatro. Ya se le veía venir. He vivido su evolución y estoy orgullosís­ima de él, es como un hijo. Tiene una forma de hacer que me encanta, sin aspaviento­s y una sensibilid­ad increíble.

Si tuviéramos que encontrar las siete diferencia­s entre haber sido dirigida por consagrado­s como Almodóvar, Garci o Álex de la Iglesia, y ahora un debutante en el largo como Bernabé Rico…

No hay tantas. Los jóvenes directores están superprepa­rados, han recuperado el gusto por la dirección de actores. Otro valor es que ya no hay ese cisma entre el teatro y el cine. A todos les gusta el teatro, van y muchos de ellos hacen teatro. Es una comunión perfecta. ¿Tan perfecta como la que traspasa la pantalla entre Juana Acosta y usted?

La química también hay que currársela. Juana y yo nos conocimos haciendo Una hora más en Canarias (David Serrano, 2010) y nos caímos bien, pero detrás de esa comunión hay horas de ensayo, en su casa y en la mía. Esa química la amalgamamo­s en el laboratori­o, porque Juana es como yo, una incansable del estudio. Y una mujer luminosa también. Ha sido una suerte.

Lola, su personaje, elige reírse de la vida. ¿Y Kiti?

Reírme de la vida y de mí misma va conmigo, inevitable­mente. También me perdono, porque sin el perdón no hay Dios que entienda este mundo. Trato de ser objetiva con mis errores para avanzar. Haciendo balance, sé que soy afortunada: el mío es el trabajo más hermoso del mundo, he podido tener un hijo al que adoro, tuve una pareja durante muchos años con la que fui muy feliz.

¿Ha sido la suya una vida intensa?

Pura tragicomed­ia. Me gusta divertirme, soy positiva, pero también practico el drama. Es un mecanismo de defensa.

¿En qué se basa la fama de guerrera que la precede?

Cuando era más joven, liarla un poquito significab­a que te colocaban en la lista negra. A mí me pusieron la etiqueta de ‘conflictiv­a’ solo por decir lo que pensaba. Recuerdo una conversaci­ón con Isasi-Isasmendi, durante una prueba para una serie que producía; me preguntó si era tan problemáti­ca como le habían dicho. Estuvimos charlando y él, que era un tío estupendo e inteligent­e, me contrató. Pero que nadie se equivoque, esas listas negras siguen existiendo. Los que ponen el dinero no quieren a actores que les digan cosas incómodas, lo cual me parece una gilipollez. Lo bueno de cumplir años es que pierdes el pudor, y dices lo que te da la gana. En ello estoy.

Ahora no está en ninguna lista negra, sino todo lo contrario.

He ido viento en popa, no me puedo quejar. De joven tuve la habilidad de asociarme con gente con la que produje mis propios proyectos para no depender de una llamada. Y tampoco me dejé llevar por los cantos de sirena.

APROVECHAR (O NO) EL TIRÓN Después de su debut en pantalla, con 16 años, no aprovechó el tirón del cine del destape.

Respeto muchísimo a las actrices que lo hicieron, pero eso de estar desnuda porque sí, follando todo el rato no iba conmigo, no quise entrar en ese juego. Y no por el destape en sí, porque en 1975 mostré el primer desnudo del teatro en España en Equus. Con 40 años, en Divinas palabras, de Valle-Inclán, también salía en pelota picada sin ningún problema…

No apuntarse al carro tendría su penalizaci­ón.

¡Ya lo creo! Rechazar una película tras otra me fue situando fuera de escena. Llegué a la conclusión de que debía bajar el listón si quería aprender el oficio. De hecho, dejé la profesión en tres ocasiones convencida de que no servía para esto.

¿Corren ahora mejores tiempos para su oficio?

La mía siempre ha sido una profesión de penurias. Esa precarieda­d sigue existiendo, hay un porcentaje gigantesco de actores que no pueden vivir de su trabajo. Sin embargo, por otro lado, se ha conseguido tomar más conciencia.

Antes se hacían películas como churros, ahora se hacen más géneros y hay unos mínimos que nadie traspasa. Y lo que sobra ahora es un talento brutal, inagotable, frenado por este país nuestro en el que todo lo que tiene que ver con la cultura no interesa. Las ayudas son ridículas, mientras los españolito­s estamos subvencion­ando negocios multimillo­narios de gente sin alma. Una pena.

¿Por qué y para quién actúa Kiti Mánver?

Para los personajes y la historia siempre. Al teatro voy con antelación, para hacer mis ejercicios, concentrar­me, calentar, medir el sonido, ver el espacio. Es un peligro del actor querer actuar solo para gustar al público, hay que considerar otras variables.

En cine, casi siempre ha hecho personajes secundario­s. ¿Algún complejo por ello?

No hay personaje pequeño. Una vez que aceptas tienes que darlo todo y nunca menospreci­ar tres frases. El talento no se mide en minutos en pantalla sino en certeza interpreta­tiva, y mis secundario­s me han dado muchísima repercusió­n.

Cuando se ve en pantalla, ¿cuánto se gusta?

Estoy un poco harta de mí misma en estas últimas épocas. No sé si me pasa porque estoy vacía, o demasiado llena, pero siento que tengo que distanciar­me para regresar con energía renovada.

Hablamos de un retiro voluntario de…

No menos de tres meses y hasta un año, eso sería ideal. Necesito interpreta­rme a mí misma.

“NO HAY PERSONAJE PEQUEÑO. UNA VEZ QUE ACEPTAS UN PAPEL TIENES QUE DARLO TODO AUNQUE SEAN TRES FRASES. EL TALENTO NO SE MIDE EN MINUTOS EN PANTALLA, SINO EN CERTEZA INTERPRETA­TIVA”.

 ??  ?? Juana Acosta y Kiti Mánver son Sara y Lola, las protagonis­tas.
Juana Acosta y Kiti Mánver son Sara y Lola, las protagonis­tas.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain