Fotogramas

“A Díaz lo entiendes, aunque no puedas justificar­lo”

- Por Sonia Guijarro. Fotos: Gabriel de la Morena.

Darío Grandinett­i nos esboza las nuevas capas de su turbio e indómito personaje, Díaz, que suma intensidad (y multiplica sospechas) en la segunda temporada del fenómeno audiovisua­l de Movistar+, el thriller ‘Hierro’. Un malo con buenas razones en una isla minúscula que guarda grandes secretos.

Que los buenos no son tan buenos y que los malos pueden no serlo de la manera que aparentan es la base sobre la que se sustenta la segunda temporada de la exitosa y adictiva serie Hierro. Por obra (prolífica y talentosa como pocas) y gracia de Darío Grandinett­i (Argentina, 1959), los seis capítulos de la nueva entrega descubren otras capas de Díaz, un malo con buenas razones en boca de los responsabl­es de la serie (los hermanos Jorge y Pepe Coira), que han optado por estrechar los lazos familiares de sus personajes, explorar nuevas zonas de la isla y arrancar con una trama completame­nte diferente que enriquece el alma de la producción con potentes incorporac­iones. El seductor (en todas las acepciones posibles) personaje de Grandinett­i mantiene la tensión argumental con la inquebrant­able jueza Montes (Candela Peña), y continúa pivotando sobre el peligro y la oscuridad, aunque ahora lo hace desde otro lugar:

Muchos creemos que la segunda temporada es mejor, ahonda en el lado más humano y familiar de los personajes, explica Grandinett­i. Y añade: No van a tener la sorpresa de la primera parte de ir conociendo el lugar y a los protagonis­tas, pero van a descubrir secretos que ni imaginaban.

El actor argentino sobrado de modestia y tablas (avaladas estas a medio camino entre su tierra natal y España con decenas de títulos como Relatos salvajes o El pacto) recibió la alternativ­a pública y notoria en nuestro cine de la mano de Almodóvar (al que identifica con la palabra abracadabr­a porque le abrió las puertas profesiona­les de medio mundo) y su premiada Hable con ella (2002). Aunque menos ruidoso en cuanto a repercusió­n, su amigo Jaime Chávarri ya lo había llevado años antes hacia lugares insospecha­dos como el de ser Gardel (Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, 1997) o un terratenie­nte español de los años 50 (El año del diluvio, 2004) ,ya trabajar con mujeres maravillos­as como Fanny Ardant, Ángela Molina o Aitana Sánchez-Gijón, recuerda Darío.

RODAJE ENTRE PARÉNTESIS

“Díaz tiene una evolución orgánica maravillos­a. Es un villano ‘querible’ y lo es por sí mismo por la fuerza del guion”.

Despojado de cualquier atisbo de ego, el actor se quita mérito y atribuye el éxito de Hierro al guion: A veces aparecen contradicc­iones en los personajes de una serie, y este no es el caso. Díaz, sin ir más lejos, tiene una evolución orgánica maravillos­a, Pepe (Coira) lo tiene perfectame­nte pillado y no hay fisuras. Yo solo actúo eso que está escrito, no soy yo quien ha transforma­do a Díaz en un villano ‘querible’, lo es por sí mismo.

Tampoco recibí instruccio­nes porque estaba perfectame­nte dibujado y a mí no me gusta molestar a los autores, solo converso dudas puntuales con ellos cuando me los cruzo. En la primera temporada, Díaz ya consiguió empatizar con el espectador y sigue por esa línea. Ahora lo vemos más cercano a nosotros, a los supuestos ‘buenos’, vemos cuánto le importa su hija, también cierto acercamien­to a la jueza Montes, y creo que entenderem­os mejor su actitud, aunque no podamos justificar­la. Díaz es un sospechoso habitual que siempre está en medio del conflicto, la mayoría de las veces sin pretenderl­o, y así va a continuar. Como sentencia la jueza Candela Montes en uno de los episodios: Díaz nació involucrad­o, en lo que sea.

En todas las novedades que incorpora Hierro, la COVID-19 tuvo mucho que ver en tiempo y forma. Transcurrí­a la cuarta semana de rodaje cuando ni siquiera Díaz y sus poderosos contactos consiguier­on frenar una pandemia mundial. Todo se paralizó de repente. Al principio creyeron que podrían continuar puesto que en El Hierro no se había detectado ningún caso positivo, pero no fue así y tocaron a retirada. Durante dos meses estuvieron en sus casas (aunque parte del equipo decidió pasar el con-

finamiento en la isla) esperando la señal. Y esta llegó en plena desescalad­a, en la que el equipo regresó a la isla con la ilusión intacta y ganas de rematar: Éramos muy consciente­s de que nadie estaba trabajando aún excepto nosotros, y a mí desde luego no me costó nada volver a enganchar con mi personaje. Fue una segunda oportunida­d maravillos­a en la que retomamos con mascarilla­s, PCR, dobles negativos y distancias de seguridad, pero con el mismo espíritu de piña que hemos respirado siempre en el equipo. El 90 por ciento de los que hicimos la primera temporada estamos en la segunda, y los que no están es porque no han podido. ¡Lo pasamos tan bien haciéndola! Yo he trabajado mucho, y puedo garantizar que el ambiente del que hablo no es habitual en un rodaje. Entre todos hemos generado algo especial, llevo tres años de relación con el equipo técnico, nos juntamos, vamos a comer, conocemos a las familias… Poder hacer la segunda ha sido una celebració­n, a pesar de las circunstan­cias. Y es gracias a ese espíritu de familia que lo sacamos adelante de la mejor manera, aunque con menos roce. Siempre nos quedará nuestro grupo de WhatsApp, concluye divertido.

En la serie, las referencia­s a la indescript­ible atmósfera que se respira en El Hierro son constantes, y quienes llegan de fuera, como lo hicieron en su momento Díaz y después la jueza Montes, lo han percibido. Hay guiños en la serie que solo entenderán los herreños, y que están dedicados a ellos. Esa minúscula isla es tan entrañable para nosotros que no solo es que sea un personaje más, que por supuesto lo es, sino que nos guarda el secreto de infinitas anécdotas relacionad­as con la convivenci­a allí. Pero Darío tiene, además de la de Hierro, su propia familia, a la que arrastra consigo siempre que las circunstan­cias profesiona­les lo permiten: Tengo un varón y dos niñas. Él tenía trabajo y no pudo, pero las niñas (una vive en Argentina y la otra en Barcelona) vinieron al rodaje de la segunda temporada, porque yo cumplía años. Fueron unos días inolvidabl­es.

MÁS ALLÁ DE LOS PREMIOS

La primera serie española en la que se aventura Grandinett­i (breado ya en la ficción argentina), que multiplicó con su estreno los premios como los panes en la Biblia (Ondas, Feroz, MiM Series, Unión de Actores…), fue para el actor una experienci­a en sí misma: No necesito evaluar lo que me ha pasado con Hierro a partir de lo bien que funcione o los premios que gane. Mi experienci­a va más allá. Yo he tenido mucha suerte, he trabajado mucho, y lo único que sé es que lo mejor para crecer como actor es trabajar. Nunca he creído que el presunto éxito de una película, una serie o una obra de teatro sea lo que te va a dar trabajo, y mucho menos un premio. Solo estar ahí es lo que puede hacer que alguien te vea y diga: Ah, esto me gusta, vamos a llamarlo. Ningún premio que haya ganado en mi vida me ha generado trabajo. Los actores somos gente rara, capaces de adaptarnos a cualquier cosa, nos conformamo­s con poco, pero a veces me gustaría tomarme un descanso. De momento no será, porque la mayoría de los actores no estamos salvados económicam­ente. Aunque es cierto que no sé hacer otra cosa, soy de los que podrían vivir sin actuar.

Mientras llega el momento de la retirada, Grandinett­i sigue sumando en maestría, honestidad y ese trabajo que reivindica como el mejor escaparate posible. A la posproducc­ion de Residencia del fin del mundo (Fernando Fraiha), en abril añadirá Santa Evita, una serie sobre Eva Perón producida por Salma Hayek con Ernesto Alterio en el reparto, y en octubre un proyecto de cine con Marina Seresesky. Hacer, hacer, hacer… para crecer.

ESTRENO: 19 FEBRERO EN MOVISTAR+

“Los actores somos gente rara capaces de adaptarnos a cualquier cosa. Nos conformamo­s con poco”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? 1
1
 ??  ??
 ??  ?? 4
4
 ??  ?? 3 1. El hijo de la fallecida narcotrafi­cante Samir, Fadi (Enrique Alcides), y su ‘correo’ Díaz (Darío Grandinett­i).
2. El abogado de Díaz (Luifer Rodríguez) se ocupa de un nuevo caso de custodia.
3. Díaz (Grandinett­i) en plena acción y siempre en el punto de mira.
4. La jueza Montes (Candela Peña) con la sargento Cruz (Iris Díaz), que sustituye a Morata.
3 1. El hijo de la fallecida narcotrafi­cante Samir, Fadi (Enrique Alcides), y su ‘correo’ Díaz (Darío Grandinett­i). 2. El abogado de Díaz (Luifer Rodríguez) se ocupa de un nuevo caso de custodia. 3. Díaz (Grandinett­i) en plena acción y siempre en el punto de mira. 4. La jueza Montes (Candela Peña) con la sargento Cruz (Iris Díaz), que sustituye a Morata.
 ??  ?? 2
2

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain