La cripta embrujada
TRISTE, SOLITARIO Y FINAL
Cuanto más penetramos en el siglo XXI, más añoramos los esplendores del Nuevo Hollywood. Aquellos años entre finales de los 60 y primeros 70 en los que una renovada Meca del Cine, más bien tirando a laica, agnóstica y cínica, retomó los géneros clásicos y, bajo la influencia de los Nuevos Cines europeos y la Contracultura, los llevó a una madurez y modernidad formal, narrativa y moral que raras veces han vuelto a alcanzar. De entre los títulos míticos de entonces, pocos más representativos que Chinatown (1974), que reedita Paramount en Blu-ray, reedición que se suma a la publicación de El gran adiós (Es Pop), espléndida crónica periodística que escribiera Sam Wasson del rodaje, tan fascinante como cualquier thriller (Ben Affleck quiere convertirla en película, quizá rememorando su interpretación en Hollywoodland, otro neo-noir sobre un Hollywood desaparecido). El libro de Wasson capta sutilmente el ocaso tanto del Viejo como del Nuevo Hollywood, convirtiendo a Polanski, Robert Towne y Robert Evans en personajes crepusculares, cuyos genios y excesos combinados con un Nicholson en estado de gracia dieron lugar a uno de los filmes más hermosos, tristes y nihilistas de la historia. Una reinvención del noir a plena luz del día, quemada por el sol, donde corrupción política y moral, virtudes secretas y vicios públicos, conforman un universo sin salida que solo aquel Hollywood en manos de genuinos autores podía permitirse retratar. Al amparo de Chandler, tanto Polanski como Wasson nos hablan de la imposibilidad de los finales felices y, ciertamente, tras Chinatown llegaría el Hollywood de Spielberg. El gran cine americano, parafraseando a otro fan de Marlowe, comenzaría su triste, solitario y final descenso al olvido.