Carlo Padial, por Dr. Portuondo (TV)
‘Doctor Portuondo’. El cineasta y humorista Carlo Padial ha convertido sus años de psicoterapia en una serie que huye del drama.
Carlo Padial (Barcelona, 1977), el Woody Allen hispano, director de Mi loco Erasmus y Algo muy gordo, se ríe de sus neuras en la serie
Doctor Portuondo, de seis episodios de 30 minutos. La primera que produce la plataforma Filmin, con La Chica de la Curva (Orígenes secretos).
¿Un psicoanalista cubano?
Desmonta el tópico del psicoanalista argentino, y eso me gusta, pero no ha sido algo elegido por mí. La serie adapta mi libro, que se basa en los cinco años, entre mis 19 y 23, que me psicoanalicé con el doctor Portuondo, que era cubano.
¿Las sesiones eran con diván?
Sí, era un freudiano clásico; aunque con el tiempo acabó por aflorar su temperamento latino y era él quien se tiraba en el diván. Consideraba que lo que podía contarme era más interesante que lo que le decía yo… y tenía razón.
¿Le ayudó el tratamiento?
Muchísimo. Yo era entonces una persona con dificultades para lo más básico, como comprar una entrada de cine. Sigo siendo raro, pero ahora puedo tomar un taxi y cosas así.
¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad?
Es una comedia inspirada en personajes y hechos reales, pero ni el libro ni la serie se ajustan a la realidad. Responden a ese juego extraño entre ficción y realidad que me ha interesado siempre. Algo que parte de que a mí mismo me cuesta diferenciar entre una cosa y otra.
¿Le costó contar con Jorge Perugorría?
Cuando piensas en actores cubanos, el número uno es él, pero me parecía inalcanzable. Le envié el libro y una entrevista que tenía grabada con Portuondo, y le entusiasmó. Mi álter ego es Nacho Sánchez (Diecisiete), que me parecía un gran actor y me lo está demostrando. Entre los pacientes están Berto Romero, Elisabet Casanovas, Olivia Delcán, Arturo Valls y Llimoo.
¿Algún guiño cinéfilo?
El tono y las referencias de la serie, más que con series o films sobre sesiones de psicoterapia, que los hay muy buenos, tienen que ver con películas de personas hablando, un tipo de cine que me entusiasma. Títulos como Mi cena con André (Louis Malle, 1981) o Modern Romance (Albert Brooks, 1981), que es maravillosa.
Como monologuista cómico que es, ¿no le ha tentado reservarse un papel?
No, no, habría hundido el proyecto.
ESTRENO: OCTUBRE EN FILMIN