Fotogramas

SÍ SÍ SÍ SYDNEY

Hace 15 años nos dijo adiós el director de ‘Tootsie’ o ‘Memorias de África’, cineasta con dos premios Oscar, que también desarrolló una espléndida carrera como actor y productor. Nuestra cronista reivindica su figura.

- Por Rosa Belmonte*. *Rosa Belmonte es abogada, columnista y colaborado­ra en varios medios de comunicaci­ón.

Sydney Pollack fue director, actor y hasta productor para otros directores. Lo fue de Sentido y sensibilid­ad (1995), El paciente inglés (1996) o Cold Mountain (2003). También fue una cara habitual de películas populares. A ver, actor en Maridos y mujeres (1992), Eyes Wide Shut (1999) o Michael Clayton (2007). Pero, sobre todo, ha sido uno de los grandes directores que hicieron que el cine siguiera siendo grande en los años 70. Siempre tengo la duda de si

El Padrino (1972) y Tiburón (1975) son el final del cine clásico o el principio de otra cosa. Me gusta pensar que la película de Spielberg es la última película clásica. Y que lo que vino después ya fue distinto. Y de eso formó parte Pollack, cuya carrera empezó un poco antes. Ahí están Camino de la venganza (1968) o Danzad, danzad, malditos (1969). Pero de 1972 es Las aventuras de Jeremiah Johnson y Tal como éramos, de 1973. Sí, se han cumplido 50 años de la película de Barbra Streisand y Robert Redford y ahora también 15 de la muerte de Pollack. Barbra dijo con motivo de la desaparici­ón del director que sabía cómo contar una historia de amor. Qué grande es Ka Ka Ka Katie, su rol en el film. Pero para verla en la pantalla, bien lejos. Como pesada de campeonato es lógico que Hubbell (Robert Redford) no pueda con su intensidad agotadora.

Pollack fue uno de los directores de los 70 que aparecen en el documental de Ted Demme y Richard LaGravenes­e

A Decade Under the Influence (2003). Friedkin, Altman, Coppola, Scorsese, Bogdanovic­h, Schrader, Corman o Pollack. Ese nuevo Hollywood que se inaugura segurament­e con Bonnie y Clyde (1967), de Penn, y El graduado (1967), de Mike Nichols.

Robert Redford fue para Pollack lo que Cary Grant para Alfred Hitchcock. Porque luego vendría Los tres días del cóndor (1975). Siete películas hicieron juntos. El mismo año, sin Redford, haría Yakuza. Después, Ausencia de malicia (1981). Paul Newman y Sally Field. Hay que ver lo bien que le ha salido emparejar a guapos con feas. O con menos guapas. Redford y Barbra, Redford y Meryl Streep. Newman y Field, que es como la cuñada de cualquiera. Porque nunca han estado más guapos Redford y Newman que con Pollack. En la gran Tootsie la fea era, claro, Dustin Hoffman. Qué gran comedia.

Y llegaría Memorias de África (1985). Con la novela autobiográ­fica de Isak Dinesen, la fotografía de David Watkin, la música de John Barry, con Redford y Streep, y con su oficio, con su maestría, hizo una de las películas legendaria­s de la segunda mitad del siglo XX. Consiguió que un señor lavando el pelo a una mujer se convirtier­a en una de las cumbres sexuales del cine. También consiguió que un paseo en avioneta se convirtier­a en una de las escenas más copiadas (en la serie La promesa, de TVE, sin ir más lejos).

Luego vendrían otras películas como Habana (1990) o La tapadera (1993). Y sobre todo con esta, seguiría demostrand­o que era eso que tanto le gustaba ser: Mr. Mainstream. Un director que aspiraba al entretenim­iento del espectador sin descuidar el buen cine. Que miraba con el recochineo que se merecían a los que deciden qué es el arte y qué no. Que sí, que lo es Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, pero no Yakuza, Los tres días del cóndor o Tootsie.

Era Pollack como Chazz Palminteri, el mafioso de Balas sobre Broadway, dando lecciones al pelma pedante de

John Cusack que se cree artista. ◆

“SOBRE TODO FUE UNO DE LOS GRANDES DIRECTORES QUE HICIERON QUE EL CINE SIGUIERA SIENDO GRANDE EN LOS AÑOS 70”.

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