Fotogramas

CUANDO JIM CARREY PERDIÓ LAS MUECAS

- Por Rosa Belmonte*.

Recordamos ‘El show de Truman (Una vida en directo)’, película visionaria, reflejo de la desconfian­za en el sistema, y que bautizada en su día como el film de la década (de los 90 del siglo XX) dio otro registro al intérprete de ‘Ace Ventura’.

Vienen a coincidir los 25 años del estreno de El show de Truman (Una vida en directo) con el fin de Sálvame. Sostiene Christian Salmon que lo que pasa en televisión no es real, que incluso la espontanei­dad es construida, falsa, un sucedáneo. Eso se lo podemos adjudicar a Belén Esteban, que en el programa de Telecinco ha vivido en un show de Truman consciente. Pero Truman (Jim Carrey) no sabe que vive en un programa de televisión. La película de Peter Weir (que sustituyó a Brian De Palma) con guion de Andrew Niccol, venía de Philip K. Dick y de J. Michael Straczynsk­i (Babylon 5). Philip K. Dick escribió la novela Tiempo desarticul­ado (1959), donde el protagonis­ta, que siempre gana un concurso del periódico, empieza a sospechar que el mundo donde vive no es real. En el episodio Special Service, de la etapa ochentera de The Twilight Zone, escrito por Straczynsk­i, un hombre descubre que ha estado bajo constante vigilancia de las cámaras y que la filmación de su vida es un éxito de televisión…

En el tinglado amoral que dirige Christof (Ed Harris), Truman vive en un pueblo de postal (un plató gigantesco) y empieza a mosquearse cuando en la calle cae un foco del cielo. Luego dirán en las noticias que un avión ha perdido piezas. Sigue notando cosas extrañas y se las cuenta a su mujer, Meryl (Laura Linney), y a su mejor amigo, Marlon (Noah Emmerich). Weir y Niccol reescribie­ron el guion para que la historia no pareciera tan de ciencia ficción. Y para darle un poco de humor. Fue nominada en los premios Oscar a Mejor Director, Mejor Guion y Mejor Actor de Reparto, pero no logró ninguno. Da igual. Es una película que permanece por su originalid­ad, relevancia e incluso por dar nombre a un síndrome. Hay gente que cree que vive en un reality show…

Es una de las mejores películas de los 90 y quizá la mejor interpreta­ción de Jim Carrey. Tiene gracia que Weir lo eligiera tras verlo en Ace Ventura y que los críticos de cine Gene Siskel y Roger Ebert dijeran, tras ver Ace Ventura, que Carrey nunca tendría una carrera. Con El show de Truman (Una vida en directo) no sólo levantaron sus pulgares en su programa Siskel & Ebert sino que pidieron perdón a Carrey por su errónea apreciació­n. El actor era una estrella que ya había hecho La máscara. Cobraba 20 millones y rebajó su caché a 12, que tampoco es poco, por el interés que tenía en la película. Un interés de ida y vuelta porque lo esperaron un año mientras rodaba Un loco a domicilio y Mentiroso compulsivo.

Nunca he entendido por qué ese programa de televisión (el show de Truman) tenía audiencia. Claro que la película invita a reflexiona­r sobre la simulación de la realidad y la audiencia televisiva. Y claro que Weir rizó el rizo escribiend­o un libro sobre la historia del show, añadiendo historias a cada uno de los personajes. ¿Pero qué demonios pasaba en la isla de SheaHaven que interesara a la gente? Sin conflicto no hay historia. Y ahí no parecía haber conflicto hasta que Truman se da cuenta del artificio y quiere huir. Entonces vemos a la gente pegada a la pantalla. Con razón. También al personaje de Natascha McElhone, que intentó contarle la verdad. También vemos la ambición de los productore­s del show y a esa audiencia cautiva por una papilla emocional. Una audiencia que entiendo cautiva cuando Truman se echa al mar y el mar acaba en una pared.

Por si no nos volvemos a ver, buenos días, buenas tardes y buenas noches. ◆

*Rosa Belmonte es abogada, columnista y colaborado­ra en varios medios de comunicaci­ón.

“EL ACTOR ERA YA UNA ESTRELLA. HABÍA HECHO LA MÁSCARA Y COBRABA 20 MILLONES. REBAJÓ SU CACHÉ A 12 POR EL INTERÉS QUE TENÍA EN LA PELÍCULA”.

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