La casa común del cine de autor en España
Había expectación por la nueva Seminci de José Luis Cienfuegos después de su paso por Gijón y Sevilla. Más riesgo autoral, más cine español y más Europa. Fue una edición “intensa y poderosa” en sus propias palabras.
Autoría permanente. De siempre, el autor es santo y seña de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, aunque para su 68.ª edición añadieron un: Sí, pero el cine de autor para todos, en un festival transversal que dé voz a cineastas y públicos, y lo reafirme como casa común del cine de autor en España. Lo del elefante y la cacharrería no se produjo en Pucela con la llegada de Cienfuegos, tan solo seis meses antes. Se notó con la inesperada Espiga de
Oro a la debutante Laura Ferrés y su estimulante La imatge permanent, por estar impregnada de temas cautivadores, que a menudo es profundamente reflexiva, lírica, y que captura notablemente la esencia misma de la humanidad, según el jurado presidido por la directora Meritxell Colell. Ferrés es la primera española que se lleva el galardón en la historia de la Seminci, en una edición que reunió en la Oficial 23 films, de ellos 10 españoles, como el ajustado drama El amor de Andrea, de Martín Cuenca; la estimulante comedia negra Que nadie duerma, de Méndez Esparza; la provocativa Samsara, de Patiño, y el debut de Víctor Iriarte, Sobre todo de noche, la única que se coló en el palmarés con el Fipresci.
Premiados y homenajeados. La organización aplaudió que 10 mujeres cineastas han visto reconocidos sus trabajos en las principales categorías de los premios oficiales del festival en sus diferentes secciones. Fue otra nota diferenciadora. La Espiga de Plata se la llevó La quimera, de la italiana Alice Rohrwacher, por evocar sentimientos mágicos mientras empuja los límites de la forma artística del cine. Mejor Dirección fue para la alemana Angela Schanelec por la críptica Música y su estilo minimalista, distanciado y elíptico. La misma película en su fotografía. La británica Molly Manning
Walker fue la Mejor Nueva Directora por
How to Have Sex; la actriz Léa Seydoux por The Beast, de Bertrand Bonello, y el actor británico Dave Turner por El viejo roble, de Ken Loach, que se llevó el Premio del Público. El octogenario Marco Bellocchio fue el Mejor Guion por
El rapto, y el Montaje para la alemana Gesa Jäger por Sala de profesores, de Ilker Çatak. La India fue el país invitado, con 14 films en clave de pasado y de presente, junto a la edición de un riguroso volumen. También hubo Espigas de Honor para Blanca Portillo, Kiti Mánver, Charlotte Rampling y Nathalie Baye. Mirar al futuro. Una novedad muy celebrada fue la prometedora sección Alquimias, aunque le mordió terreno a la consolidada Punto de encuentro, e incluso Memoria y Utopía, presentada como apartado reivindicativo del patrimonio fílmico, y numerosas reuniones sectoriales que apuntan a una futura mayor presencia europea, anticipada con la reunión anual del comité ejecutivo de la Academia del Cine Europeo, que además recibió la Espiga de Honor en reconocimiento a su apoyo a la producción independiente, recogida por su presidenta, la polaca Agnieszka Holland, en la Oficial con su crudo alegato contra la demencial política migratoria europea,
Green Border. Completaron capítulo la red Europa Cinemas, y otras iniciativas que buscan ampliar la distribución de películas y potenciar la producción. Añádase la marea de actividades que incluyen encuentros entre creadores y público en presentaciones, coloquios, mesas y diálogos, hasta superar un centenar de actos dirigidos a espectadores y profesionales. La oferta llegó a todo tipo de públicos (escolares incluidos) y las salas se llenaron. De eso se trata, de una fiesta del cine y se intuye que así seguirá siendo en la señorial Pucela. ◆