BAYONA & ATIENZA, SOCIEDAD CREATIVA
Pocos dúos director-productor tan dinámicos y fértiles como el que forman, desde que iniciaran su colaboración con
El orfanato, Belén Atienza y Juan Antonio Bayona. Nuestro editor invitado lanza un par de preguntas a su colaboradora para dar con las claves de su relación profesional.
¿Cuáles dirías que son los mayores retos a los que nos hemos enfrentado juntos en estos años?
Esta es una pregunta que me hacen a menudo, siempre con la intención de entenderte un poco mejor como cineasta. Y aunque no pensamos en los proyectos desde ese lugar, desde el reto, en el camino de hacer la película, como todos los que hacemos cine, nos encontramos con muchos: creativos, económicos, emocionales, personales, logísticos, de comunicación. En tu caso, estos retos se plantean con una mayor intensidad y creo que de alguna forma misteriosa eso se queda reflejado en tus películas. Muchos de ellos, como rodar una riada o filmar en la nieve a 3.000 metros de altitud, son muy llamativos porque son excepcionales y logísticamente muy complicados. Sin embargo, con la experiencia de los años, siento que el mayor reto al que nos hemos enfrentado en todas las películas que hemos hecho juntos ha sido encontrar la historia. Cuando aparece esa conexión con una idea, con una historia, todo se pone en marcha. Es un momento increíble. De repente se genera una pasión, un ansia por encontrar la manera de transmitir la emoción a otros que se convierte en el principal motor de un proceso que suele llevarse un par o tres años de nuestras vidas. A veces hasta 10, como en el caso de La sociedad de la nieve.
¿De dónde crees que surge esta conexión?
Creo que lo más bonito que tiene esa pasión por la historia no es solo encontrarla sino poder compartirla con alguien que la siente de la misma manera. Compartimos una sensibilidad para las historias que nos ayuda mucho a la hora de trabajar juntos y que hace del proceso una experiencia muy estimulante. Es algo único, muy difícil de encontrar y muy importante para proyectos tan complejos como los que hemos hecho juntos. Porque para poder hacer un camino tan largo y ayudarte a dar forma a lo que tienes en la cabeza, a diseñar el proyecto y llevarlo adelante, es importante para mí participar de la visión de la película y emocionarme con ella. Cuando ocurre esto la energía se multiplica y se contagia, el listón se pone muy alto y todo se siente y se trabaja desde un lugar más emocionante y creativamente más profundo. Desarrollar, financiar, diseñar, preparar, rodar, montar e incluso lanzar la película al mundo, por muy complicadas que sean las circunstancias, se convierten entonces en procesos apasionantes y enriquecedores porque hay una pasión que tira de todo y que es compartida.