VOLVER A EMPEZAR

La actriz nos habla de ‘Sobre todo de noche’, una película con la que ha transitado sus duelos y de la que ha salido pletórica. Su personaje la ha llevado a un intenso viaje en la piel de una mujer herida y junto a ella, Ana Torrent, con quien indaga en un episodio oscuro de la historia de nuestro país.

Lola Dueñas (Madrid, 1971), acudía siendo una niña a las funciones de teatro de su padre, el actor Nicolás Dueñas, y se quedaba embobada mirando a las actrices. Les colocaba y descolocaba el vestuario y el maquillaje, y soñaba con ser como ellas. Una de esas noches entre bambalinas tuvo una revelación mirando a Esperanza Roy en Aquí no paga nadie. Esto es, pensó. Hasta mucho tiempo después no hice nada para ser actriz porque estaba muy perdida, pero una vez que lo decidí, no he tenido un momento de parón y espero que no llegue, porque para mí ser actriz es una manera de vivir, actuar es una pulsión vital. Espero seguir siempre contando historias, explica a FOTOGRAMAS.

Uno de sus primeros trabajos fue en la serie Policías, en el corazón de la calle (2000), donde coincidió con Josep María Pou. Me dijo algo que no he olvidado: Si es inteligente, una actriz mejora con los años. Y yo deseé ser inteligente, confiesa. Desde entonces ha ganado dos premios Goya, por Mar adentro (2004) y Yo, también (2009), y un premio a la Mejor Interpretación Femenina en Cannes ex aequo con sus cinco compañeras por Volver (2006). Su trabajo con Pedro Almodóvar (en este y en otros cuatro títulos más) le permitió en un momento dado trabajar en Francia. Él allí es Dios y yo era uno de sus angelitos. Se mudó a París por un tiempo y más tarde cambió esta ciudad por el campo de Portugal, de donde está empezando a volver ahora.

UN LARGO VIAJE

Curiosamente, es a ese país donde la ha llevado Sobre todo de noche, ópera prima de Víctor Iriarte que comienza en Madrid, continúa en San Sebastián y finaliza en Oporto. La trama aborda el drama de las adopciones irregulares y los bebés robados durante el franquismo y hasta ya entrada la democracia, y juega con una sorprendente mezcla de géneros y tonos. El director quiso que el rodaje se llevara a cabo de manera cronológica, creando una suerte de road movie sobre una madre en busca de su hijo, primero, y de una venganza después, que la embarcó en un intenso viaje físico y emocional. En ese momento de mi vida acababa de morir mi madre y sentía un dolor descomunal, cuenta. Todo ese dolor se lo di a Vera, mi personaje. Tengo una profesión maravillosa que me permite canalizar emociones y convertir cosas tan feas en algo precioso, como este personaje. Le he prestado mi cuerpo y mi voz, pero ella me ha permitido a mí seguir viviendo. Vera me ha salvado. Además, tiene como compañera de reparto (una es la madre biológica; la otra, la adoptiva) a Ana Torrent, a quien la une también un poderoso vínculo. Ana y yo íbamos al mismo colegio. Cuando era pequeña era la mejor amiga de mi hermana, que murió. Cuando Víctor me dijo que era ella para mí fue un shock. Él desconocía esa conexión y fue muy emocionante. Yo le digo a Ana que esta película nos la ha mandado mi hermana.