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LAS DOS CARAS DE LA VERDAD

- Por Manu Yáñez (Festival de Cannes).

Tras demostrar su buena mano para manejar vendavales emocionale­s y tramas alambicada­s en ‘La batalla de Solferino’ y ‘El reflejo de Sibyl’, la directora francesa se corona con ‘Anatomía de una caída’, un thriller judicial con visos de drama familiar, como una de las grandes damas del cine de autor europeo. La Palma de Oro del Festival de Cannes la avala.

En Anatomía de una caída, la francesa Justine Triet (Fécamp, Francia, 1978) orquesta un denso entramado de líneas narrativas que confluyen en un juicio por homicidio. Por un lado, está la dificultos­a relación de la acusada –la escritora Sandra Voyter, interpreta­da por la actriz Sandra Hüller– con el fallecido, su marido, pero también están los vínculos de la mujer con su hijo ciego y con un viejo conocido que actúa como su abogado defensor, por no hablar de los propios mecanismos del juicio y el circo mediático que lo rodea. Ante este vendaval de motivos y tramas, ¿dónde sitúa la directora de Los casos de Victoria (2016) el corazón de su nueva película? Mi interés principal era explorar en detalle la complejida­d de una relación de pareja. La trama se despliega a lo largo de un juicio y aborda asuntos que tienen que ver con la literatura y la cuestión de género (sexual), pero en el centro de la historia palpita la dificultad que supone compartir la vida con otra persona.

EL PRINCIPIO DE LA INCERTIDUM­BRE

La tormentosa relación de pareja que perfila la película está marcada por la ausencia del marido (Samuel Theis), que fallece en el prólogo del film, tras una extraña caída desde el altillo de su casa, y que solo reaparece, vía flashback, durante el juicio. ¿Cómo fue para Justine Triet lidiar con esa ausencia? La idea de una imagen que falta es crucial en Anatomía de una caída, no solo por la ausencia física del marido, sino también por el misterio de su muerte, que parece indescifra­ble. Este misterio se propaga a lo largo de un tenso juicio en el que la esposa debe afrontar una acusación por asesinato. Lo curioso de un juicio es que todas las partes implicadas parecen obsesionad­as con la idea de desentraña­r la ‘verdad’, señala Triet, pero desde mi punto de vista los juicios están llenos de ficciones. Cada parte expone su versión de los hechos y esas versiones suelen ser irreconcil­iables. Todos se llenan la boca de argumentos tajantes, y cada detalle se estudia hasta el milímetro, pero ese estudio obsesivo de una situación no devuelve una imagen nítida, no revela una verdad absoluta, remata la directora de La batalla de Solferino (2013).

UN BAILE DE MÁSCARAS

Otro de los temas que aborda Anatomía de una caída es la relación entre ficción y realidad en el ámbito de la creación artística. Durante el juicio, la acusación intenta acreditar los instintos asesinos de Sandra apelando a la obsesión por la muerte que trasluce en sus novelas, mientras que la propia Triet exploró la cercanía entre vida y creación en El reflejo de Sibyl (2019). ¿Qué relación mantiene la cineasta con la trama de Anatomía de una caída? No es la primera vez que hago una película sobre una situación en la que no puedo imaginarme implicada, afirma tajante Triet. Pero al mismo tiempo estoy convencida de que es imposible hacer una película sin hablar sobre una misma. En cualquier caso, adoro la ficción. Es un

territorio maravillos­o en el que es posible ocultarse. Y, de hecho, Anatomía de una caída habla justamente de eso, del modo en que la realidad tiende a enmascarar­se y resultar impenetrab­le. ¿Quién tiene razón en el juicio? ¿Es verdad o es falso lo que defiende cada personaje? La cineasta prefiere dejar estos interrogan­tes sin respuesta.

LA MÍSTICA DE UNA ACTRIZ

Anatomía de una caída pone gran parte de su capital expresivo al servicio de su actriz protagonis­ta, Sandra Hüller, una cara conocida del cine de autor europeo gracias a títulos como Réquiem (El exorcismo de Micaela) (2006) de HansChrist­ian Schmid, Amour Fou (2014) de Jessica Hausner, Toni Erdmann (2016) de Maren Ade y La zona de interés de Jonathan Glazer, de próximo estreno en nuestro país.

Triet explica que escribió su último film con Hüller en mente. Me encanta escribir bajo el influjo de un actor o actriz. En el caso de Sandra (Hüller), su presencia tiene algo de opaco, puedes percibir un halo de complejida­d con solo mirarla. Y hay algo singular en su gestualida­d, como si su cuerpo no le pertenecie­ra del todo. Cada mañana, verla meterse en la piel de su personaje era como asistir a una transfigur­ación mística. El hermetismo de Hüller convierte a la actriz en la perfecta encarnació­n del misterio que anida en el film de Triet, aunque la alemana, como buena intérprete todoterren­o, se maneja con soltura en múltiples registros. En cada toma, Sandra nos regalaba una perspectiv­a diferente de la escena. Eso es un lujo para una directora porque te permite explorar múltiples vías de acción mientras haces la película, asegura Triet.

LA SABIDURÍA DE UN NIÑO

En Anatomía de una caída, el as bajo la manga de Justine Triet es el personaje de Daniel, el hijo ciego de la protagonis­ta, que hace gala de una enorme sensibilid­ad a la hora de confrontar el juicio de su madre. A la hora de la verdad, la cinta explora la experienci­a de un niño que arrastra un gran peso sobre sus espaldas, señala Triet. Se siente próximo a su madre y confía en ella, pero las circunstan­cias parecen resquebraj­ar la complicida­d entre ambos. De algún modo, la situación le obliga a decidir si su madre es culpable o inocente de la muerte de su padre. Pero él sabe que la realidad es menos simple de lo que señalan los adultos.

Para componer el delicado personaje de Daniel, Triet contó con el precoz talento interpreta­tivo de Milo Machado Graner, que sorprendió a todo el equipo por su profesiona­lidad. Cuando le conté a Milo la película, a él le pareció genial tener escenas dramáticas, en las que debía llorar, apunta Triet. Pero le dejé bien claro que la experienci­a sería intensa a nivel emocional. Trabajamos durante meses ensayando las escenas y Milo acabó conquistan­do una madurez actoral inusual para su edad. ◆

ESTRENO: 6 DICIEMBRE

Anatomie d’une chute (Francia, 2023, 151 min.). DRAMA.

“QUERÍA EXPLORAR LA COMPLEJIDA­D DE UNA RELACIÓN DE PAREJA, LA DIFICULTAD QUE SUPONE COMPARTIR LA VIDA CON OTRA PERSONA”.

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La alemana Sandra Hüller, a la que pronto veremos en ‘La zona de interés’, de Jonathan Glazer, trabaja por segunda vez con Triet.

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