MOTEROS (IN)TRANQUILOS
Lola Quivoron arranca motores con su primer largometraje, ‘Rodeo’, que nos sumerge en el mundo del ‘motocross’ sobre asfalto. Hablamos con la directora de su visión, de su feroz protagonista y de sus referentes.
DE QUÉ VA: Julia, una joven inadaptada que sobrevive a base de pequeños robos, se sumerge en el mundo clandestino del ‘motocross’ sobre asfalto en busca de una nueva familia.
Pasión a dos ruedas. Las redes sociales propiciaron el flechazo entre una joven Lola Quivoron y el motocross sobre asfalto, y su idilio se materializaría años después en Rodeo, su debut en el largometraje. Era un universo a priori extranjero, pero que me resultó familiar porque en mi barrio del norte de París había visto motos de ese tipo. Lo que no sabía entonces es que alrededor de esas prácticas se crean comunidades, cuenta la directora, cuya pasión por esta práctica quedó clara en trabajos previos como el corto Au loin, Baltimore (2016). Me llama la atención que hay una fuerza espectacular que transmite, pero también hay una fibra política, el hecho de crear una familia alternativa alrededor de la misma pasión, explica.
Una protagonista salvaje. Todas las piezas encajaron cuando encontró a Julie Ledru, una aficionada a las motos que exhibía su personalidad provocadora e irreverente en Instagram, y que inspiró buena parte del guion de la película. Cuando la línea entre la realidad y la ficción se volvió demasiado borrosa, Quivoron le propuso ser la actriz protagonista. Rodeo contiene parte de su ADN. Sobre el personaje, dice Quivoron: Es visto desde fuera como una mujer, pero también por sus orígenes de Guadalupe, es una lucha contra estereotipos de género, sociales y raciales.
No quiere ser definida, ni observada ni seducida, y busca el poder a través de su ira y sus malos modales.
Nieta del Nuevo Hollywood. A Rodeo se la ha comparado con Titane (J. Ducournau, 2021) y hasta con la saga Fast and Furious, pero Quivoron tiene otros referentes. La primera película que recuerdo haber visto fue Rebelde sin causa con James Dean, y me atrae la adrenalina, tener el peligro siempre delante, cuenta la francesa, para la que la personalidad del motero tiene mucho de espiritual en su película: Son muy conscientes de que tienen a la muerte frente a ellos, están en un juego de máscaras. Otra fuente de inspiración fue el Nuevo Hollywood –Me pregunto si Travis de Taxi Driver fuese una mujer, intento crispar los estereotipos, retorcer el proceso creativo, dice–, y cita títulos de referencia como Rosetta
de los hermanos Dardenne y Al rojo vivo
de Raoul Walsh. ¿Y más allá del cine? El álbum Motomami de Rosalía también juega con las motos, la feminidad y el poder, pero, argumenta Quivoron, de manera diferente: Su concepción no es la misma que en mi película. Yo trato a mis personajes entre dos mundos, entre lo femenino y lo masculino, entre el mundo de los vivos y de los muertos, entre la realidad y los sueños, y Rosalía está más en el estereotipo femenino. No porque esté sobre una moto es una mujer empoderada. ESTRENO: 26 ENERO
Rodeo (Francia, 2022, 110 min.). DRAMA.