PARA PASEANTES A TROMPICONES CON LOS SINSABORES DE LA AVENTURA DE VIVIR.
Obra vitalista y, ante todo, humanista, que sortea los excesos sentimentales con la lima del humor, la ternura y una pizca (el justo) de cinismo, al servicio de dos actores que demuestran un epatante manejo de sus infinitos recursos y matices. Esta panorámica del individuo a vista de ave acaba siendo, a su vez, una sentida apuesta por la justicia de las segundas oportunidades, esas que no siempre, por desgracia, otorga la vida.
Lo mejor: Durà descubriendo su voz. Lo peor: que quiera verse en ella una mirada masculina en exceso.
Lo que menos se espera de una película de inicio en la edad adulta es que su protagonista haya cumplido ya los 40. Alber, que así se llama el Peter Pan, un papel trazado a la medida de Julián López, es muy consciente de su situación, pero no está dispuesto a pagar el precio de lo que se considera crecer. Su lema: Envejecer es inevitable; madurar, opcional, lo enfrenta con conflictos propios del veinteañero, a la vez que lo sitúa entre dos mundos sociales irreconciliables. Se irá topando con antiguos colegas que renunciaron a unos sueños que añoran, y que no solo lo entienden sino que lo admiran y envidian.
Entre estos, desternillantes cameos de Roberto Álamo, rapeando, y Alberto San Juan (ojo al del final, en los títulos de crédito). Una propuesta refrescante con ecos de comedia americana. El personaje de Verónica Echegui ya resolvió con éxito ese mismo dilema en Orígenes secretos, la ópera prima del cineasta. Era eficaz policía en jornada laboral y apasionada del manga y el cosplay a tiempo completo. Alber lleva camino de lograrlo también, y David Galán Galindo va componiendo, película a película, su propio y tierno universo cinematográfico.
ESTRENO: 5 ABRIL
Lo peor: