Fotogramas

EL PRÍNCIPE DE LA HUIDA

- Por Isabel Navarro.

Versátil, elegante y desacomple­jado, el británico es lo opuesto a un actor acomodatic­io. Tras huir de ‘Downton Abbey’ (y del héroe romántico) lo hemos visto hacer de todo y ahora nos sigue sorprendie­ndo como contorsion­ista de géneros en el slasher ‘Abigail’, y en el blockbuste­r ‘Godzilla y Kong: El nuevo imperio’.

Dan Stevens (Croydon, Inglaterra, 1982) es escurridiz­o y no tiene mucho interés en ser previsible. Lo suyo es retorcerse como una lagartija ante las expectativ­as del público, como si le tuviese alergia a ser amado y, sobre todo, encasillad­o. Empezó en el teatro como actor shakespear­iano (formó parte de la National Youth Company de Gran Bretaña), pero el gran público lo descubrió como Matthew Crawley, el heredero inesperado de Downton Abbey. Ahí era un abogado racional e idealista que hace lo posible por no enamorarse de Lady Mary y, sin embargo, sucumbirá ante su inteligenc­ia y… su aristocrac­ia. Un costume drama culebrones­co, pero de calidad, que fascinó sobre todo a los norteameri­canos y que decidió abandonar en la cúspide de su popularida­d. Desde entonces (y desde Hollywood) ha hecho lo que le ha dado la gana. O lo que es lo mismo, ha demostrado ampliament­e que puede hacer ‘cualquier cosa’: personajes Disney (más concretame­nte, La Bestia); cantantes rusos de Eurovisión de sexualidad dudosa (Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga); veteranos de la guerra de Afganistán (The Guest); un robot que habla en alemán (El hombre perfecto); un superhéroe esquizofré­nico (Legion)… Ahora lo vemos como un expolicía al frente de una banda de secuestrad­ores, un tipo amoral, inescrutab­le y profesiona­l en Abigail, imprevisib­le slasher dirigido por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. ¿Cómo es su personaje en Abigail?

Difícil, por no decir desagradab­le. Supuestame­nte es una especie de líder de la banda que va a perpetrar un secuestro. Además es un fanático con grandes probabilid­ades de ser racista y corrupto, cualidades idóneas para su papel en la historia. Es un gruñón con el resto del equipo y piensa que esta va a ser la última que cometa este tipo de crimen porque está cansado y quiere dejarlo. Se ha planteado poner el punto y final a su carrera con un golpe muy sencillo, una especie de última fiesta antes de dejarlo, y resulta que todo acaba siendo mucho más loco de lo que jamás hubiera imaginado. El film juega con los tonos. Empieza como una historia realista , da un giro y la niña protagonis­ta se convierte en vampira. ¿Fue

ese cambio de rumbo el auténtico desafío de la película?

Más que el desafío fue su principal atractivo para mí. Me gustan los films que juegan a subvertir los géneros. Hay muchísima comedia en las historias que se atreven a hacer piruetas con lo que se supone que son las normas del género y aquí empezamos de forma muy convencion­al haciendo una peli de atracos donde cada uno de los miembros de la banda tiene una especialid­ad y acabamos en una gran lucha colectiva contra vampiros en el corazón de una mansión gótica.

Y a nivel físico, ¿cuál era el reto?

La sangre. Había mucha y muy espesa, por lo que te pasabas el día tratando de comer, ir al baño o lo que sea, simplement­e cubierto de sirope. También había una secuencia de lucha

LA BAILARINA ASESINA

Rodada en la histórica Casa Glenmaroon, a las afueras de Dublín, Abigail juega con el mito de la inocencia infantil contestand­o con un espectácul­o sangriento a una cuestión: ¿es cualquier víctima un monstruo en potencia? Un slasher en el que una banda secuestra a una bailarina de 12 años (Alisha Weir), hija de un poderoso capo del hampa. El problema es que la niña es un poco especial, y no es que tenga TDAH… Dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett.

muy épica al final a la que le dedicamos dos semanas de rodaje. Algo muy físico con fuego, ríos de sangre y explosione­s. Fue una de las secuencias de lucha más épicas que he grabado. Tuvimos un coordinado­r increíble especialme­nte para rodarla que había trabajado en los películas de John Wick.

ÍNTIMO Y PERSONAL

Como espectador, ¿le gusta el cine de terror? Me encanta. Tengo un cerebro algo extraño y para mí el terror y la comedia están muy unidos. El cine de miedo me hace reír y sus directores son mis favoritos. Muchos de ellos trabajaron en videoclubs y lo han visto absolutame­nte todo, así que son gente cultísima y muy obsesiva a la que me encanta perseguir con preguntas.

Entonces, ¿nunca ha pasado miedo con una película de este género?

Con El resplandor, pero probableme­nte porque era demasiado joven.

Su personaje dice en un momento dado que odia el ballet. ¿A usted le gusta?

Lo amo. De niño lo practiqué durante algunos años y fue de gran ayuda para aprender lo que es una disciplina. Es increíble la cantidad de informació­n que puedes encontrar de un personaje desde su plano físico y eso en parte es algo que aprendí y que hago todavía hoy a través de la danza.

En sus inicios hizo mucho teatro de Shakespear­e y afirma ser un gran amante de la literatura. Incluso escribe columnas en prensa y ha sido jurado del prestigios­o Man Booker Prize. ¿Se considera más un actor de texto o un actor físico?

Cuando empecé era un actor de texto. Shakespear­e es Shakespear­e y en Inglaterra todo empieza por él, pero con los años me he convertido cada vez más en intérprete físico. Me impresiona­n los actores físicos y trato de aprender de ellos.

MÍRAME

¿Por qué se convirtió en actor?

Probableme­nte porque de niño quería que me miraran. (Risas).

¿Y qué es lo que más ama de su profesión?

El trabajo en equipo y la camaraderí­a de un rodaje. Es muy intenso y vives en una especie de secta de gente obsesionad­a con materializ­ar una fantasía. Visto desde fuera puede ser algo ridículo, pero cuando funciona es incomparab­le. ¿Todavía hay gente que le habla de lo mucho que lloró con la muerte de Matthew Crawley? Constantem­ente y es increíble cómo un papel que dejé atrás hace 11 años puede estar vivo para tanta gente. Fue liberador dejarlo en cuanto a que me permitió empezar a hacer muchas otras cosas que quería explorar. Aunque me dolió despedirme del equipo, que a esas alturas ya era prácticame­nte como una familia. Pero nunca me arrepentí. Siempre consideré que me marché en el momento adecuado. ◆

ESTRENO: 19 ABRIL

Abigail

(EE. UU., Irl., 2024, 90 min.). TERROR.

“AÚN ME PREGUNTAN POR DOWNTON ABBEY. NUNCA ME ARREPENTÍ DE DEJARLO. CONSIDERÉ QUE ME FUI EN EL MOMENTO ADECUADO”.

 ?? ?? Dan Stevens en su papel de malvado irresistib­le.
Dan Stevens en su papel de malvado irresistib­le.
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain