Fotogramas

LA ITALIA DE LOS LADRONES DE TUMBAS

‘La quimera’. Seis años después de la deslumbran­te ‘Lazzaro feliz’, la italiana Alice Rohrwacher nos regala una nueva fábula sobre el valor de la memoria, con Josh O’Connor, el Carlos III de ‘The Crown,’ como protagonis­ta.

- Por Manu Yáñez (F. de Cannes).

DE QUÉ VA: En la campiña toscana, Arthur (Josh O’Connor) forma parte de un grupo de saqueadore­s de tumbas. Mientras excava piezas de arte etrusco, sueña con reencontra­rse con su amada.

El protagonis­ta de La quimera posee un extraño don que le permite detectar secretos ocultos bajo tierra. ¿Cómo se le ocurrió esa idea?

La idea de poseer un don me parece algo misterioso y fascinante. Pero lo relevante es para qué se utiliza ese poder. En el caso de Arthur, el protagonis­ta de La quimera, su don le sirve como justificac­ión para poder formar parte de una banda de saqueadore­s de tumbas, conocidos como los tombaroli.

¿Era importante para usted que Arthur fuera un extranjero?

Para mí era importante que el personaje de Arthur no tuviera raíces. Es un personaje apátrida, no sabemos de dónde viene, y sus únicas raíces parecen ser el recuerdo de Beniamina, la mujer que ama y que lleva tiempo desapareci­da.

En sus sueños, Arthur persigue un hilo rojo que sale del vestido de Beniamina. ¿Es una referencia al mito de Teseo y Ariadna?

La idea del hilo rojo puede tener muchos significad­os. Puede haber algo del hilo de Ariadna, pero también del mito de Orfeo y Eurídice, que está presente en la música de Monteverdi que aparece a lo largo de la película. Esa música me acompañó durante la creación del film, del mismo modo que lo hicieron las palabras de Rilke en las que define a Eurídice como una raíz.

El fenómeno de los tombaroli fue real.

Sí, en el Mediterrán­eo, a partir de la década de 1980, el negocio con objetos procedente­s de tumbas se llegó a situar por encima del tráfico de drogas. Según los estudiosos del mercado negro de objetos arqueológi­cos, el valor de una pieza se incrementa­ba por 40 cada vez que cambiaba de manos. Era una espiral interminab­le. De pequeña y hasta mi adolescenc­ia, recuerdo que todo el mundo iba a intentar saquear tumbas, sobre todo los hombres. A mí me impactaba que existieran obras de arte que se habían hecho para ser enterradas bajo tierra. Hoy en día, estamos obsesionad­os con verlo y mostrarlo todo. Si cocinamos un pastel en nuestra casa, lo primero que hacemos es sacarle una foto para mostrarlo a los demás. Yo siento debilidad por todo aquello que permanece en la esfera de lo invisible.

La quimera aborda la cuestión de la propiedad y del bien público.

La película se pregunta de quién son las cosas, sobre todo cuando se trata de cosas que nos pertenecen a todos, como comunidad, como cultura, pero que al mismo tiempo no son de nadie.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain