PUERTO VALLARTA
LA PERLA DEL MEXITERRÁNEO Piérdete en las playas donde Elizabeth Taylor y Richard Burton pasearon su amor; un paraíso mexicano en el que puedes alojarte en la casa que compartieron.
Una historia de amor entre dos iconos de los 60. Un rodaje de Hollywood en mitad de una playa paradisíaca y una mujer, de enigmática mirada violeta , que se convertiría , sin ella saberlo, en el mejor reclamo turístico de la “perla blanca” del Pacífico mexicano. Tres elementos le bastaron a Puerto Vallarta para dejar de ser un desconocido municipio de Jalisco para convertirse en punto de encuentro de artistas, directores, políticos y adinerados epicuristas ansiosos por disfrutar del sol, la naturaleza y la cultura azteca más auténticas. Un escenario con el g lamour y el encanto de una Costa Azul con sabor a michelada, por el que ya han pasado Lady Gaga, Kate Winslet, Gwyneth Paltrow o la familia West-kardashian.
Playa con historia (de amor). Dice la l e yenda que el actor Richard Burton hizo construir, en Puerto Vallarta , un puente inspirado en el Puente de l os Suspiros de Venecia para unir su casa a la
Elizabeth Taylor CONVIRTIÓ PUERTO VALLARTA EN SU REFUGIO MEXICANO
de su amada, Elizabeth Taylor ; una romántica historia con toques shakesperianos que, más de medio sig l o después, sig ue haciendo la s delicias de turistas y cinéfilos l ocales. Y es que, l ejos de l os abarrotados hoteles de pulsera y fiestas todo incluido de la Riviera Maya, este rincón de Jalisco encarna la tradición y el encanto de una ciudad que sa l i ó del anonimato cuando el director de cine John Huston la elig ió como escenario de La noche de l a ig uana ( 1964).
Hasta allí l leg aron Ava Gardner, Richard Burton... y Elizabeth Taylor, que pese a no estar en el reparto no quiso dejar a su pareja a solas con aquella tentadora compañera de trabajo. Los meses pasaron, los celos desaparecieron y Casa Kimberly, la residencia que Burton le regaló a Taylor con motivo de su 32 cumpleaños, se convirtió en su nido de amor mexicano. Años de g lamour hollywoodiense y paparazzi principiantes que empaparían al lug ar de la esencia que hoy desprende.
Color, esencia y artesanía . Salpicado de pintorescas casas coloniales y detalles étnicos, Puerto Vallarta es el perfecto telón de fondo para vivir y saborear el México más auténtico : calles empedradas, fachadas de colores, ig lesias en honor a la Virgen de Guadalupe, antojitos y bandas to - cando en una plaza , mientras la g ente, vestida con sus trajes reg ionales, baila al son de una ranchera .
Al sur del Río Cuale, la frontera natural que separa la ciudad en dos, se encuentra Boca de Tomatlán, un pequeño pueblo de pescadores que recuerda a los paisajes mediterráneos de la costa italiana y griega. Un contraste de luces, sensaciones y matices que cautiva casi tanto como las playas de la zona : la célebre Playa Los Muertos, la selvática Mismaloya, donde Huston grabó su cinta, o la solo accesible a nado Playa Escondida, ubicada en Riviera
Mercados, calles y PLAYAS ENCARNAN LA IDENTIDAD MEXICANA
Nayarit, un corredor al norte del Puerto Vallarta.
Al ig ual que su vecina Riviera Nayarit, Puerto Vallarta goza de una rica diversidad de paisajes que lo convierte en destino predilecto de los amantes del deporte al aire l ibre. ¿ Entre los lug ares que más fama tienen de la zona ? Yelapa , cuna del surf del Pacífico mexicano. Las Islas Marietas, parada oblig ada de los aficionados al snorkel y al sub - marinismo ; o las montañas de la Sierra Madre, que reúnen en sus senderos a ciclistas y caminantes venidos de todo el mundo.
Turismo de relax. Un amplio abanico que cuenta con opciones más tranquilas como el yoga, una actividad que se practica en exclusivos centros de la Bahía. Los gourmets también tienen su hueco en las plantaciones y destilerías de tequila y los restaurantes que pueblan el lugar. Pequeños templos del buen comer picante donde degustar ceviche de pulpo, pozole de camarón o pescado embarazado. Un pasatiempo al que se rindieron Elizabeth y Richard en sus veladas en La Palapa, en Playa Los Muertos, un romántico local que sigue recibiendo a parejas en busca del savoir faire de la era dorada del cine en la década de los 60.