Glamour (Spain)

LILY-ROSE EN 5 DETALLES

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Bella melodía. Lily nació en París en 1999. Sus padres, la cantante Vanessa Paradis y el actor Johnny Depp, le pusieron el nombre completo de Lily-rose Melody Depp. Su padre lo tiene tatuado en el pecho, “cerca del corazón”. Historias corrientes. En mayo celebraba su 17 cumpleaños con sus amigas en un bar de sushi en California. Tiene un bulldog inglés llamado Peach. Se acaba de graduar en el instituto. Tiene dos millones de seguidores en Instagram. Très chic. Es la última musa de Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel. Pero el coqueteo de Lily con la maison viene de lejos, como ella misma ha comentado divertida en una entrevista para la revista Love: “Chanel siempre ha sido importante para mí. Tengo fotos de cuando era muy pequeña con los zapatos de tacón de Chanel de mi madre”. Actriz teen. Próximamen­te va a estrenar tres películas: La danseuse, presentada en Cannes. Planetariu­m, en la que hace de hermana de Natalie Portman. Y la delirante Yoga Hosers, una comedia de terror presentada en Sundance. Dulces sueños. Cuando nació, sus padres le compusiero­n una nana, La ballade de Lily-rose. Los acordes eléctricos de la guitarra de Johnny y la voz rota de Vanessa arrullaban a una Lily recién nacida en la intimidad del hogar.

alto, el aire huele a salitre y a limpio. Y no hay rastro de flores en los rosales. Sólo verdor. Hasta la mañana sig uiente, cuando la historia se vuelve a repetir.

El mismo día de la recolecció­n, las rosas se llevan hasta un hangar donde se pesan y procesan para extraer el perfume. “Hay dos métodos –nos explica al pie de las inmensas cubetas de acero Jean-françois Vieille, responsabl­e del trabajo en la fábrica–. Por destilació­n se obtiene agua perfumada. Y por ebullición con solventes se obtienen la cera vegetal y el concreto, un material odorífero del que luego se extrae el absoluto usado en perfumería.” De cada 400 kilos de rosas se obtiene un kilo de concreto. De cada kilo de concreto, 600 gramos de absoluto. Con esta preciada materia como hilo argumental, el perfumista Olivier Polge ha reescrito la historia de un mito. El nuevo perfume que Polge ha tardado dos años en crear permanece fiel a los valores de la saga Nº 5 y, a su vez, es más actual y más contemporá­neo. “Como una casa Bauhaus, Chanel Nº 5 pertenece a su época y a la vez evoca nuevos tiempos”, nos dicen en Chanel.

Atípico, adictivo y vocacional­mente sensual, Chanel Nº 5 fue creado en 1921 por Ernest Beaux, que recibió de Gabrielle Chanel el encargo de crear una fragancia “que no se pareciera a ninguna otra”. Y voilà. Un siglo después sigue siendo moderna, un objeto de culto que conecta con todo un universo aspiracion­al. Los ingredient­es de L’eau son básicament­e los mismos que los del Nº 5 original, pero recalibrad­os

para adaptarse al aquí y al ahora. La rosa y el jazmín son más oxigenados; los cítricos más descarados; hay menos vainilla ; y se introduce un toque verde, de bosque. “L’eau no es la versión diluida de un perfume singular, es el Nº 5 de hoy”, insisten en la maison.

En la mesa de testado en Grasse, donde tenemos oportunida­d de probarlo meses antes de que lleg ue al mercado, la charla con Polge engrandece aún más el halo de este fetiche olfativo. La saga Nº 5 es más que un perfume, es una experienci­a. Con el aroma inconfundi­ble del Nº 5 original en mente, rociamos L’eau sobre la piel y resulta más desempolva­do, minimalist­a y revitaliza­nte. Claramente rejuveneci­do, pero ig ual de adictivo. Un clásico instantáne­o. Polge admite que en la fragancia de 1921 se emplean materiales más nobles desde el punto de vista técnico. “Mi reto era airearla. Hacerla más dinámica, gaseosa y vibrante.” Para Polge, uno de los aromas –junto al olor de nuestra madre– que todas las mujeres debemos oler antes de morir.

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