2/LA REVOLUCIÓN EN wellness life
Cuando dejó la gimnasia rítmica, Almudena Cid halló en el Método Derose su salvación física y mental. La deportista lo cuenta en primera persona.
an pasado ocho años desde que decidí colgar mis punteras y alejarme de la alta competición. El deporte de élite es duro en muchos aspectos. Por ejemplo, en el caso de la gimnasia rítmica individual, saber que te juegas todo el trabajo en 90 segundos. De ahí mi dedicación absoluta hacia la gimnasia. Sabía que era mi prioridad y una de las cosas que no me costaba era decir “no”. Era capaz de apartar sin ningún problema todo lo que perjudicara a mi rendimiento.
La retirada fue una liberación. Os aseguro que levantarme por la mañana y saber que no tenía que enfrentarme a ocho horas de entrenamiento padeciendo algunos dolores ya crónicos era motivo más que suficiente para empezar el día muy, muy feliz. Al retirarme, mi doctora me recomendó que nunca dejara de hacer deporte por salud y me advirtió de que muchas de las lesiones que sufría se agravarían por la falta de tono muscular. Por eso no descuidé nunca el ejercicio.
No tardé mucho en sentir ese vacío
inmenso que todos los deportistas sienten cuando dejan de hacer aquello que les hace sentir tan competentes. Es una jubilación anticipada. Aguanté cuatro ciclos olímpicos, porque para mí era importante decidir cuándo y dónde poner punto final a lo que había sido mi vida.
Y lo hice, además, luchando contra la opinión social de que la rítmica es un deporte de niñas y no de mujeres. Quizá esos cuatro Juegos Olímpicos y ese beso en el tapiz significaron mucho más que una despedida. Fueron un golpe en el tapiz ante jueces, entrenadores, público y gimnastas para que se olvidaran de la edad y disfrutaran de la gimnasia madura y elegante que podían ofrecer las profesionales más veteranas de esta disciplina deportiva.
Pero vuelves a empezar, a crear nuevas ilusiones, nuevos retos, nuevos caminos. Tienes que reinventarte. En mi caso, el mundo de la interpretación fue mi nueva ilusión. Quería alejarme del tapiz, ese lugar que tanto me había dado, y habitar en un lugar donde sí pudiera trabajar con mis emociones. La retirada me enseñó lo que echaba de menos y también lo que no, como reprimir mis sentimientos.
Así que comencé a formarme como actriz, y a día de hoy me siento afortunada por todas las oportunidades que me brinda esta profesión. También me aventuré en la escritura; quería dejar un legado a las más pequeñas y opté por escribir una colección de cuentos basados en mi vida deportiva. Tras mi retirada, también cuentan conmigo para la retransmisión de las competiciones de rítmica.
Como en el deporte, soy muy perfeccionista. Además de tener que lidiar con los problemas que se dan en cualquier ámbito profesional, estas oportunidades me metieron en una vorágine de exigencia muy grande. Algo que no gestioné bien y afectó a mi salud. Hace medio año, mi tensión arterial se disparó y tuve que parar.
EQUILIBRIO “Mantén fuerte el cuádriceps de la pierna apoyada en el suelo. No importa cuánto subas la pierna. Aguanta de 30 s a 1 min y cambia de pierna.”
FUERZA “Colócate a gatas con la espalda recta. Sube la pierna sin alterar la tabla inicial apretando el abdomen. Aguanta de 30 s a 1 min y cambia de pierna.”
FLEXIBILIDAD “Sentada en el suelo con una pierna estirada, intenta agarrarte el pie. Si no llegas, alarga el brazo hasta donde puedas y mantén los glúteos apoyados en el suelo. Aguanta de 30 s a 1 min y cambia de pierna.”
ALARGAMIENTO “Sentada, con el tronco girado, estira una pierna hasta donde puedas y sujétala con la mano alargando el brazo. Este ejercicio trabaja la espalda. Aguanta de 30 s a 1 min y cambia de pierna.”