Dos genios cara a cara

José y Curro (Antonio de la Torre y Luis Callejo) son dos hombres a los que el destino les une de forma violenta. Uno, con un oscuro secreto a sus espaldas, y otro, recién salido de la cárcel, deambulan alrededor de la violencia enquistada y el sentimiento de venganza. Éste es el argumento sobre el que gira Tarde para la ira, la ópera prima de Raúl Arévalo que no dejará a nadie indiferente, no sólo por su maestría tras la cámara sino por contar una historia que está a la orden del día.

GLAMOUR: Hablemos de los protagonistas. Elegir a Antonio de la Torre es una apuesta segura. ¿Lo tuviste claro desde el principio del proyecto? RAÚL: Cuando empecé el proyecto hace siete años lo escribí pensando en Antonio y en Luis Callejo, el otro protagonista. El resto del cásting fue surgiendo, pero ellos estuvieron desde el principio. Anto- nio es como un hermano y un regalo como actor. GLAMOUR: Me imagino que tuvisteis muchas conversaciones sobre el personaje, ¿no? RAÚL: Sí, tanto el personaje de Antonio como el de Luis son difíciles. Ten en cuenta que en estos siete años que ha durado el proyecto ellos han cumplido años también, hubo gente que me dijo si no eran mayores para interpretar estos personajes, pero mi idea es que necesitaba que tuviesen algo en la mirada que sólo se tiene a una edad. Pienso que alg uien de mis años no lo conseg uiría, por muy buen actor que fuese. En el caso de Luis Callejo necesitaba que te creyeses que es alg uien que ha salido de la cárcel, que tuviese un rostro que, callado, ya te contase muchas cosas. GLAMOUR: Raúl, ¿le has pedido conse- jo a alguno de los directores con los que has trabajado durante todos estos años? RAÚL: Sí, claro, al primero que le conté la historia fue a Daniel Sánchez Arévalo cuando fuimos a presentar a un festival la película Gordos. Me animó a escribir el guión y ha sido un apoyo fundamental para levantar la película. GLAMOUR: Muchos directores tienen sus propias referencias cinematográficas cuando se enfrentan a un largometraje. No sé si tú también. RAÚL: Aunque la película vaya por otro lado, yo siempre me he fijado en el cine de Jacques Audiard, los hermanos Dardenne, Michael Haneke o películas como la italiana Gomorra. GLAMOUR: Una vez que te ha picado el gusanillo de la dirección de cine, ¿piensas compatibilizarlo con el trabajo de actor? RAÚL: ¡Ojalá! ¡Ése sería mi gran sueño! A mí lo que hasta ahora me da de comer es la interpretación, soy feliz con ello, pero mi sueño desde siempre ha sido dirigir y quiero que sea así. De hecho ya estoy con mil ideas en la cabeza para ponerme a escribir y tratar de levantar mi segunda película. Sé que no es fácil, por el problema de conseguir financiación, pero me apasiona tanto que voy a dejarme la piel en ello. Como actor estrenaré en unos meses Oro, un filme dirigido por Agustín Díaz Yanes basado en un relato inédito de Arturo Pérez-reverte.

Quienes han trabajado contigo dicen que eres uno de los actores más camaleónicos que tenemos.

Lo de los registros tiene que ver con lo que te ofrecen, uno es camaleónico cuando se lo permiten. Mira Matthew Mcconaughey, que empezó su carrera como galán de comedias románticas y un día van y le ofrecen un papel dramático en Dallas Buyers Club, para el que tiene que adelgazar no sé cuántos kilos y tener sida, y va y lo borda y se convierte en un actor camaleónico. Yo creo que es un tema de oportunidades. Quizá en mi caso, al tener un careto peculiar, me permite hacer una mayor variedad de personajes.

¿Qué tiene Raúl para que sus compañeros de profesión hablen tan bien de él?

No sé (se ríe)... Creo que he coincidido con compañeros de trabajo maravillosos, aunque también es cierto que tengo muchos amigos en la profesión.

Ya has dirigido tu primera película. ¿Qué sueños te quedan por cumplir?

Profesionalmente, lo que tú dices y, personalmente, formar una familia y tener hijos.