TU PROFE DE SEXO A DOMICILIO
Las series de televisión se meten en nuestra cama para romper tabúes y reivindicar una sexualidad más libre y placentera. ¿Alguna idea? Texto:
En Lovesick, una de las últimas series lanzadas por Netflix, un joven veinteañero acude al médico, éste le diagnostica clamidia y le aconseja que se ponga en contacto con todas sus ex parejas para informarles de su enfermedad. Y claro, la lista es interminable. Al margen del lado más divertido de esta historia, lo que realmente llama la atención es la naturalidad con la que habla de un tema delicado y hasta cierto punto tabú, el de las enfermedades de transmisión sexual. Pero no es el único guión, ya que cada vez más series están reivindicando una sexualidad más libre donde el placer se escribe en mayúsculas. Como explica Reyes Gutiérrez, socióloga y experta en ficción, “las series de televisión están ayudando al público a entender la sexualidad desde diferentes puntos de vista y, lo que es más importante, a dotarla de una normalidad necesaria, que la vuelve más humana”.
Me acuesto con quien quiero. En los 80, la mítica serie Las chicas de oro se permitía el lujo de hablar abiertamente del sexo en la vejez, del amor interracial o de la llegada de las nuevas familias. Porque no nos olvidemos que el personaje de Blanche Deveraux, con su voraz apetito sexual y sus nulos prejuicios en la cama, fue en cierto modo el
precursor de otro gran personaje femenino, el de Samantha Jones en Sexo en Nueva York, artífice de frases míticas como “¿no hay un pene disponible ? No te preocupes, ¡mastúrbate!” que forman parte de la historia más caliente de nuestra televisión. Como lo son también las mujeres que conviven en la cárcel de Orange is the New Black, cuya protagonista es abiertamente bisexual, o los experimentos científicos para analizar los mecanismos del orgasmo femenino en Masters of sex. Si seguimos haciendo un repaso a las secuencias de sexo que más nos han enseñado no podemos olvidarnos de Sense 8, una serie que cuenta con una transexual en la producción (Lana Wachowski) y otra en el reparto ( Jamie Clayton). Y qué decir de Transparent, en la que se narra cómo un padre de familia afronta la transexualidad en su vejez. “Hace unos años la gente acudía a los psicólogos para hablar de sus obsesiones y sus miedos a la hora de enfrentarse al sexo. Ahora, muchas de esas personas se ven reflejadas en alg unos personajes de televisión que en cierto modo les ayudan a ver con normalidad cosas que antes no lo eran”, explica Reyes Gutiérrez.
La perfección no existe. Al contrario de esa estética light y fingida que solía motrarse en algunas series de los 90, otras más actuales, como Girls, han apostado por mostrar que el sexo es algo natural, torpe, con interrupciones y no una especie de romcom en la que suenan violines. También que no es necesario tener el físico de Gisele Bündchen para salir desnuda y practicando sexo, como hace el personaje de Lena Dunham o que nadie nace sabiendo, como ocurre en Puberty Blues, un drama australiano ambientado en los años 70 donde la protagonista le confiesa a su madre que no disfruta del sexo con su novio y ésta le regala una copia del libro The Joy of Sex.
La mirada más femenina.