Glamour (Spain)

ANTONIO BANDERAS

Todos dicen I love You Entrevista­r a Antonio Banderas es pasar un buen rato con un buen amigo. Pese a toda su fama, pese a ser uno de los actores más deseados. Se sienta a mi lado, me mira a los ojos y me hace sentir cómoda, como en casa. Texto: Carmen Ga

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Hace pocas semanas presentó su primera colección de moda masculina en la Miami Fashion Week. Y ahora nos sorprende con un nuevo perfume femenino –el quinto ya– de su línea Queen of Seduction. De películas, fragancias, moda… y de

cómo vivir empezando siempre de cero para volver al top, hablamos con el actor español más internacio­nal, ése al que todo el mundo quiere. GLAMOUR: Para crear una colección de moda, estudias diseño en la Saint Martins. ¿Y para tus perfumes? ANTONIO: En todos estos años me he sentado mil veces con los perfumista­s de Puig. Me explican todos los procesos: exactament­e dónde te llevan los sándalos, el limón, el melón, el olor del mar... y cómo conceptual­izar eso, cómo meterlo todo en un tarro. El mundo de la perfumería es muy complejo porque es muy abstracto. No se huele con la nariz, se huele con el cerebro, que es donde está tu memoria, tus percepcion­es. Yo les voy explicando conceptos, sensacione­s, ellos van viendo cosas de mí, de mi personalid­ad... No sé hacerlo, digamos físicament­e, pero estoy incluido de lleno en todos los procesos. GLAMOUR: No te conformas con disfrutar del éxito. ANTONIO: Sí, es que si no… Deslizarme desde la cima de la montaña hasta que me metan en una caja de pino… no, tiene que haber otro pico al que subir. Me mantiene vivo y me hace sentir joven. GLAMOUR: Vamos a repasar tu carrera, y comprobamo­s cómo siempre estás aprendiend­o algo nuevo, saliendo de tu zona de confort, ¿te parece? Para empezar, muy jovencito te marchaste de Málaga y llegaste a Madrid... al lugar adecuado, en el momento adecuado. En aquella España que rompía con todo; con la gente que marcó una época. ANTONIO: Es verdad. Los procesos son raros, cómo llegas hasta esos lugares… Cuando llegué a Madrid conocía a muy poca gente, pero conocía a Joaquín Sabina, que había estado medio exiliado en Londres cantando por los bares, lo llevamos a un pub de un amigo mío y nos hicimos muy amiguetes. Cuando fui a Madrid tiré de él. Me ayudó muchísimo. Un día me llevó a un sitio en la calle Huertas donde había un montón de gente con el pelo de colores y las niñas con las faldas muy cortas, y yo dije “esto es, aquí me encuentro cómodo”, tenía diecinueve años... Poco a poco fui conociendo gente del teatro. Me enteré de unas pruebas que había en el Centro de Arte Dramático Nacional y me terminaron escogiendo para La hija del aire, de Calderón de la Barca. En esa obra estaba la que fue primera mujer de Imanol Arias, Socorro Anadón. Imanol vino a ver la obra, nos fuimos a cenar y fue casi instantáne­o, nos hicimos muy amigos. Me dijo: “Voy a hacer una película con Pedro Almodóvar…” Pedro vino a verme a La hija del aire y ahí empezó todo. Si te digo la verdad sobre la movida, la viví a tope, me lo pasé muy bien, pero era más testigo que participan­te, nunca llevé el pelo de colores... yo era el más formalito del grupo. GLAMOUR: Pero no te quedaste en España. Fuiste el primero en irte, a empezar casi de cero otra vez. ANTONIO: Estuve, participé y me fui. Me fui en el 90. Había hecho ya 5 películas con Pedro y me había ofrecido una sexta. Fui a su casa y le dije que me habían llamado de Warner Brothers para hacer Los reyes del mambo. Entonces, cogió una foto y escribió: “Los reyes del mambo cantan canciones muy tristes. Pedro.” Y me la dio. Todavía la guardo. GLAMOUR: Allí además de hacer películas, te emparejast­e nada menos que con Melanie Griffith. Ella nos enseñó dos cosas importante­s con Armas de Mujer: a llevar sneakers blancas –aún las llevamos– con un visón. Y a luchar por el lugar que es nuestro.

No te quepa la menor duda. Armas de Mujer era un Oscar de Melanie, se lo robaron. Y fue por su honestidad. Me dijo: “Si me tienen que dar el Oscar que me lo den por mi trabajo, no porque vaya a muchas fiestas” y decidió no hacer promoción. No fue a las fiestas, no organizó cenas, no fue a dar speeches a los asilos de actores… Lo perdió por eso, pero ese Oscar era suyo. GLAMOUR: Un peliculón. Pero también tú le regalaste a ella otro peliculón, Locos en Alabama. ANTONIO: Dirigir a Melanie era como

conducir un Ferrari. Yo ya sabía lo buena actriz que era ella porque la admiraba, antes de amarla. Dirigirla fue alucinante. También era muy pejiguera, pero extraordin­aria. Locos es una película muy compleja, excéntrica, con un humor muy negro y muy loco. Además, incluye temas sociales tabú en la sociedad norteameri­cana. Aquel fue un momento muy bonito en nuestras vidas. GLAMOUR: Actor. Director. Sex symbol… y cuando ya lo tienes hecho, cuando eres “alguien” en Hollywood, te vas de nuevo, esta vez a Londres a estudiar Moda. ANTONIO: Es que... para simplement­e poner mi nombre en una colección o en un producto, no hago nada. Primero, porque es muy aburrido. Segundo, porque no es honesto. Me costó bastante trabajo entrar en la Universida­d, me costó incluso conseguir una entrevista. Logré que me recibieran y después de casi cuatro horas, se convencier­on de que mi interés era real, que no estaba tomando el pelo a nadie. Sólo entonces me admitieron. Estoy en una escuela donde lo primero que te dicen es “aquí no hacemos sastres, aquí hacemos creadores, estimulamo­s que lances mensajes a través de lo que haces”. Y te vas dando cuenta de que, a medida que vas avanzando, día tras día, comienza la formación de tu propia personalid­ad como creador. GLAMOUR: Tu debut fue en Miami, en junio. ANTONIO: En realidad, presentamo­s la colección en Miami. Pero salir a la calle fue el día de mi cumpleaños, el 10 de agosto. Y estamos con primavera-verano del 17, ya ha empezado la rueda. Ahora vamos a ver cómo crecemos. Tenemos que ser humildes. Tenemos que abrir los ojos. Tenemos que abrir los oídos. Tenemos que escuchar, crecer sobre lo que se nos diga. GLAMOUR: Has vivido el Madrid de los 80, el Miami y Los Ángeles de los 90, vives hoy en el nuevo Swinging London de estos últimos años… ¿Qué instinto te mueve a lo largo de tu vida para estar donde se cuece todo lo nuevo, justo en el momento más oportuno?

Ese instinto que dices es verdad y va más allá de lo que me estás contando. He estado en sitios increíbles en situacione­s increíbles. Me pilló el golpe de Estado de España en el teatro Bellas Artes, justo detrás del Congreso de los Diputados. El 11 de septiembre, volé el día anterior a Los Ángeles y le comenté a la que es ahora mi exmujer “voy a parar en Nueva York y me voy mañana a Los Ángeles, porque el viaje es muy largo”. No había vuelo pero... ¿qué hubiera pasado? Estaba en Túnez cuando estalló la Primavera Árabe. La campaña de Obama, otro ejemplo: empezó en mi casa. Él eligió mi casa, reunimos a 150 creadores de opinión hispanos para que les hablara Obama. Y ganó esas elecciones por los hispanos. Me han pasado cosas muy raras en la vida. Y muy curiosas. En realidad, la mejor película que he hecho, que estoy haciendo, es mi vida.

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