UNA NUEVA LUZ

El diseñador Azzedine Alaïa se ha inspirado en la Alhambra para crear su nuevo perfume. Un aroma solar, como un soplo de luz. Por Carol López

“Claroscuros. Transparencia. Mármol perforado. Rejas de rombos. Lacerías. La luz. El sol... Hay tanto en la Alhambra que puede inspirar un perfume.” La cita es de Marie Salamagne, la nariz artífice de Blanche, el nuevo eau de parfum del diseñador Azzedine Alaïa. El deseo del modisto, nacido en Túnez en 1940, era plasmar en un aroma las sensaciones que experimentó la primera vez que visitó la Alhambra de Granada. El resultado es un perfume solar, empolvado e intemporal llamado Blanche ( blanco), un color cargado de simbolismo y fundamental en el universo creativo del tunecino.

“Alaïa no da indicaciones al perfumista, jamás hace un briefing ”, desvela Salamagne del particular método de trabajo del modisto. “Él nos transmite sensaciones y afectos, y a partir de ahí nos invita a crear. A veces pide cosas imposibles, pero nos otorga plena confianza.” En esta nueva aventura olfativa el reto era encontrar el blanco en la Alhambra. Para Alaïa, el blanco es el color de la arquitectura y el rigor. La camisa de algodón blanco de corte impecable es una de las prendas sobre las que el modisto ha ido experimentando a lo largo de más de 35 años de trayectoria en la moda. La trabaja de un modo particular. La construye a golpe de escuadra y cartabón, como un arquitecto.

Al plantear ese reto que era encontrar el blanco en la Alhambra, Alaïa confió a su equipo creativo una cita de Vasily Kandinsky: “El blanco actúa sobre nuestra alma como el silencio absoluto, como la nada antes de todo comienzo”. En la búsqueda de ese aroma que evocara su memoria enseguida entró en juego la luz. “Me incliné por una flor blanca y lechosa a la que añadí la ternura animal de la vainilla y almizcle adictivo”, explica Salamagne. El resultado es un perfume vibrante que ocupa el espacio. Un retorno a la piel y al instinto. El segundo capítulo de una saga olfativa llamada a ser de culto.