UN VERANO CON HOCKNEY
Se tiró a la piscina del hedonismo californiano. Nos salpicó con sus atrevidos e imposibles estampados y no dudó en inundar galerías y libros con las piscinas más exclusivas de la Costa Oeste. Un baño de ingenio y creatividad que regresa con fuerza a los
arís, 5 de octubre, de 2016. La Fashion Week de la capital gala llega a su fin con la presentación de la colección primavera/verano de la firma Miu Miu. Junto al Palais d’iéna, sede del Consejo económico, social y ambiental, fotógrafos, celebrities, estilistas y blogueras se agolpan frente a la entrada. Al abrirse las puertas, pocos son los que se resisten a desenfundar sus teléfonos para compartir con sus seguidores el espacio imaginado por la casa italiana. Coloridas sombrillas, hamacas, trampolines y un gigantesco sol naranja inundan el lugar. Huele a verano. Pero no cualquiera . Aquél que plasmó hace medio sig lo, en su estudio de Los Ángeles, David Hockney (Bradford, 1937). Se apagan las luces. Arranca la música y empieza el espectáculo. Tras años admirando desde la distancia los matices de A Big ger Splash, esta tarde, el público se siente parte de la obra del artista ; un l ienzo vivo donde divertidas modelos con vestido baby doll, bikinis retro y gorros de baño recuerdan que, pese a sus (casi) 80 años, el británico sig ue marcando tendencia en los mood boards más codiciados del prêtà-porter mundial. ¡Larga vida al último gran genio del pop art !
El sueño californiano. Corría el año 1964 cuando un j oven artista de desordenado pelo oxig enado, g afas de pasta negras y prominente barbilla ing lesa pisaba por primera vez la Costa Oeste de los Estados Unidos. Atrás quedaban los fríos paisajes de su Yorkshire natal, los verdes campos mojados y las recatadas tardes de Earl Grey y scones con mermelada. Ante sus saltones ojos azules, un mundo lleno de estímulos quedaba al descubierto, como si de un l ienzo hedonista se tratara .