Ellas DAN EL GOLPE
Existen diferentes formas de aprovechar la visibilidad que proporciona ser famoso. Uno puede acaparar titulares y portadas sin más objetivos que el de figurar o, por el contrario, aprovechar la influencia mediática para ejercer una labor filantrópica y desinteresada. En la industria de la moda, son muchas las voces que se levantan para luchar por una u otra causa. Desde hace algún tiempo, el activismo ha dejado de ser objeto de unos pocos para convertirse en un objeto en boga. ¿Frívolo? Quizás. Pero lo que sí es seguro es que el apoyo de personajes potentes del fashion business contribuye en gran medida a poner de relieve cuestiones que no podrían ver la luz de otra manera. Si la fotógrafa y musa de Alessandro Michele, Petra Collins, aprovecha cualquier ocasión para propiciar el desplome de la barrera entre lo masculino y lo femenino, Katy Perry y Hari Nef prefieren hacer campaña contra Donald Trump y su animadversión hacia el género femenino y Sarah Sophie Flicker lucha, desde el front row, por hacer del activismo algo cool junto a diseñadoras como Katie Hillier o Luella Bartley. Además, las tops Avery Mccall –ha estado involucrada en temas políticos desde que era una niña–, Ebonee Davis y Adwoa Aboah trabajan para ayudar a los refugiados o visibilizar las discriminaciones por cuestión de raza.