Barbie Ferreira.
Superada la barrera que separa a las modelos por su talla y peso, Barbie Ferreira interpreta historias con las que nos presenta las tendencias de baño.
Barbie no tiene ningún problema en representar a las mujeres reales, incluso, se siente orgullosa de ello. Sin embargo, nuestro deseo como prescriptores es el de destacar su trabajo más allá de la talla que viste. Barbie Ferreira (Nueva York, 1996) ha superado muchas barreras emocionales y desterrando de su mente cualquier prejuicio que cuestione sus aptitudes como modelo, ése es el espíritu y el punto de partida que hoy queremos transmitir en GLAMOUR. No es una modelo al uso, pero no por razones de talla. Pizpireta y descarada, esta modelo de sangre brasileña se define como “un libro abierto”, por ello, consciente del mundo en el que ha entrado, no duda en reivindicar y afrontar, con decisión, la peor parte de su trabajo. “Me enorgullece representar a un gran colectivo de mujeres, aunque no me gusta la idea de que, para que me den un trabajo, tenga que gustarle a alguien.” Y es que las exigencias del mundo de la moda son, para ella, aunque consentidas, demasiado duras. Así nos lo contó en exclusiva durante la sesión de fotos.
GLAMOUR: ¿Crees que las chicas jóvenes deben madurar demasiado rápido para convertirse en modelos profesionales? BARBIE: Sí, la industria de la moda es muy estricta. Me produce tristeza que un valor sea parecer perfecta o estar delgada. Son demasiado jóvenes e impresionables y no siempre lo encajan bien. GLAMOUR: ¿Qué objetivos tienes dentro de este mundo?
BARBIE: Creo que tengo objetivos sólidos, pero que cambian cada día (se ríe). Me gustaría crear algo y no sólo ser conocida por ser la chica más grande de las revistas... Quiero que me conozcan por quién soy y no por cómo soy. GLAMOUR: Te reconoces como una mujer abierta, que se cuestiona todo e intenta no juzgar. Haber sufrido bullying en tu adolescencia ¿te ha llevado a ser así?
BARBIE: Creo que todos cuando hemos sido niños hemos sufrido mofas o algún tipo de abuso en algún momento y es realmente innecesario tener que vivir eso y asumirlo como parte del crecimiento. A los niños se les enseña a ser insensibles y críticos en esta sociedad. Mantener
“SOY MUCHO MÁS QUE LA MODELO MÁS GRANDE DE LAS REVISTAS”
la mente abierta, escuchar las luchas de otros y darse cuenta de lo complejas que son alg unas vivencias, te ayuda a volver a la tierra antes de arrancar una crítica hacia alg uien. GLAMOUR: Tienes 20 años, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
BARBIE: Me gusta mirar documentales extraños, leer sobre teorías conspiratorias, aprender a tocar la ocarina y fingir que soy dj. GLAMOUR: Creo que tienes la norma de no retocar las fotos que subes a IG...
BARBIE: Más que una norma, es que nunca se me ha pasado por la cabeza hacerlo. Me sorprende cómo la gente saca tiempo para editar sus fotos. Yo no sabría cómo... GLAMOUR: ¿Qué obtienes siendo activa en las redes sociales?
BARBIE: Soy hija única, así que internet es mi medio desde niña y mi vehículo de expresión. De todas formas, admito que no siempre es tan divertido. Soy consciente de que, ahora más que nunca, tengo que tener cuidado con lo que comparto. Mi forma de ser es muy transparente y eso
puede ser peligroso. GLAMOUR: Formas parte de una generación nativa digital. ¿Qué harías un día sin redes sociales? BARBIE: Me gusta tomarme descansos y no siempre estar conectada. Haría algo divertido con la gente que quiero. GLAMOUR: ¿Tienes alguna opinión sobre la situación actual de tu país?
BARBIE: ¡Tengo muchas! EE UU f ue f undada en la supremacía blanca y esta elección sólo ha traído más racismo, más xenofobia, más homofobia y transfobia . Menos mal que la juventud está despierta e involucrada , más que nunca. Y eso es alg o positivo. GLAMOUR: ¿Cómo es tu generación?
BARBIE: Es 100% más consciente y abierta en cuestiones de género, ig ualdad, diversidad. Somos capaces de cuestionar las estructuras que un día se nos dijo que eran normales. ¿Qué es normal? Especialmente EE UU sale cada día en las noticias por ser un sistema corrupto dirigido por una legislación absurda. El número de cosas que van mal crece cada día.